GOMEZ12102020

La Profeco en la inactividad
Asael Sepúlveda

Monterrey.- Tiempos hubo en que la Profeco nos informaba de manera regular de los precios de las mercancías en tablas comparativas que nos permitir elegir dónde comprar. Cada semana, se publicaban desplegados en los periódicos con estas tablas, que enlistaban alimentos y medicinas con sus respectivos precios. El experimento duró varios meses y cesó de pronto, luego de las protestas de la Cámara de Comercio, a la que le parecía que semejante transparencia en la información iba en contra de sus intereses.

Es cierto que en nuestros tiempos, Profeco nacional tiene amplios espacios en la conferencia mañanera que se transmite casi siempre desde Palacio Nacional, pero el impacto de estos comparativos pudiera ser mejor si la información se refiriera a una misma ciudad o espacio geográfico. En efecto, resulta de poca utilidad para un habitante de Baja California saber que la gasolina más barata del país se vende en un expendio de Veracruz, por citar sólo un ejemplo. Se antoja más que difícil pensar en un bajacaliforniano lanzándose hasta Veracruz para aprovechar el ahorro en la gasolina.

Todavía más, la información es absolutamente inútil para quienes no poseen vehículo que se mueva con gasolina. El ejercicio mañanero queda así en el reino de las curiosidades. A no dudarlo, sería más útil que los comparativos se hicieran por ciudades, de tal forma que sus habitantes pudieran elegir entre posibilidades realistas de elegir entre una gasolinera y otra, cuando de gasolinas hablemos.

Puestos en el plan de brindar información útil sobre los precios, de una vez retomar los ejercicios de años pasados, aquellos que tanto molestaban a la Canaco y comparar, por ejemplo, cuánto cuesta un medicamento cualquiera en Soriana, Benavides, Farmacias del Ahorro, Farmacias Guadalajara, HEB, Costco, o en Farmacias Similares. Nos llevaríamos grandes sorpresas.

Ya agarrando vuelo, seguirle con los comparativos de precios de los alimentos de primera necesidad. Todo dentro de una misma ciudad, de tal forma que el comparativo realmente sirviera para que el comprador resolviera dónde hacer sus consumos.

Dice la leyenda que el Presidente López Mateos, además de leer los sesudos informes de la Secretaría de Hacienda y del Banco de México, todos los días mandaba una persona a preguntar cómo había amanecido el kilo de tomate en el Mercado de la Merced. Una sabia manera de ajustar los dichos de los economistas de carrera con la realidad que enfrentan día a día las verdaderas economistas de México, las amas de casa, que se las ingenian para mantener sus hogares a flote, con unas tasas de éxito que ya quisieran para un domingo los ilustres sabios que por décadas han manejado las finanzas nacionales.