VALDEZ13072020

LA SOCIEDAD DEL CONOCIEMIENTO
Ciencia y criterio público
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- Fue después de que terminó la Segunda Guerra Mundial cuando se acuñó el concepto de “política pública”. Este surgió a partir de una propuesta de los científicos norteamericanos que habían participado activamente en el “esfuerzo de guerra”; haciendo estudios, diseñando estrategias, desarrollando tecnologías y hasta bombas de exterminio masivo.

     El razonamiento era muy sencillo: si en la guerra, la actividad y el criterio de los científicos había sido de gran utilidad para resolver los desafíos del conflicto bélico, igual debería hacerse en tiempos de paz para orientar la toma de decisiones del gobierno.

     El gobierno norteamericano mantuvo trabajando a gran número de científicos en el desarrollo de nuevas tecnologías estratégicas: en los años cincuenta los países que habían salido triunfadores de la guerra se empeñaron en una carrera armamentista para desarrollar nuevas armas y la emblemática conquista espacial. Muchos científicos fueron contratados por las empresas para desarrollar sus tecnologías y tomar ventaja en los mercados de bienes y servicios.

     Sin embargo, para los científicos que se enfocaban a los problemas del desarrollo social y económico, a la educación o la salud, entre otros campos de la vida social, no hubo la misma oportunidad en términos de apoyo económico y menos de acceso a la toma de decisiones en el gobierno.

     Así que la toma de decisiones del gobierno en tiempo de paz (y esperando la guerra) se fue resolviendo de acuerdo a los intereses de los grupos de presión y no tanto por criterios de máximo bienestar de la sociedad.

     A principios de este año 2020 las decisiones sobre cómo enfrentar la amenaza y contagio del Coronavirus, una amenaza global, no se tomaron con un criterio global o una misma estrategia. Fue evidente la falta de liderazgo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la que integra a especialistas, cuyo principal criterio es o debiera ser el criterio científico.

     La OMS tampoco tomó la iniciativa de convocar una alianza global de científicos para diseñar un tratamiento o desarrollar una vacuna. Fueron los gobiernos nacionales los que tomaron decisiones contra el Coronavirus sin mayor guía ni información. Todavía hoy se sigue discutiendo la conveniencia de usar el cubrebocas como un dispositivo mínimo de protección. Hay personas que hasta hace unas semanas negaban la realidad del contagio masivo.

     El brote del Coronavirus en China y después su llegada a Europa se planteó como algo inevitable y que se esparciría indefectiblemente por el resto del mundo. ¿Por qué no se tomaron medidas internacionales para evitar el traslado del Virus hacia otros continentes?, o alguna estrategia para su aislamiento. Hasta que los contagios y muertes alcanzaron cifras elevadas, entonces cada gobierno, por su cuenta, tomó las decisiones que mejor le parecieron; la falta de coordinación intergubernamental fue evidente. La prensa y la OMS desacreditaron algunas estrategias nacionales y señalaron sus riesgos; pero es fecha de que no hay una política internacional concertada. El fenómeno del rebrote es preocupante en países que presumen de que tienen bajo control el contagio.

     Las condiciones y perfiles institucionales de los sistemas nacionales de salud muestran grandes diferencias. Se ha señalado, que la tendencia hacia la privatización de los sistemas de salud fue dejando sin cuidado médico a grandes grupos de población; haciendo de la atención médica y de los medicamentos bienes sujetos a los criterios de un mercado de la salud. El derecho de los seres humanos a su salud y atención médica como un bien público ha perdido vigencia.

     La esperanza de que se diseñe o descubra un tratamiento curativo depende de esfuerzos aislados. Al igual sucede con el desarrollo de una vacuna. Son empresas en alianza con algunos gobiernos las que trabajan en una posible vacuna; misma que podría ser sujeta de comercio. Con lo que el acceso a la salud podría depender del poder adquisitivo de los individuos y familias; cuando el riesgo es masivo.
Algunas de las reflexiones que se han hecho sobre lo que será el Mundo y la humanidad después de controlar el Covid 19 se refieren al cambio en ciertas prácticas sociales, pero poco se enfatiza la necesidad de crear nuevas instituciones y formas de proveer los servicios de salud. El cambio debiera empezar desde ahora, transformando sistemas y estableciendo estándares internacionales. No hay que desaparecer a la OMS, hay que mejorarla y desarrollar mejores prácticas globales en los sistemas de salud.

     Pero mientras tanto, no hay más que quedarse en casa y si hay necesidad de salir, hacerlo con las debidas precauciones. No subestimar el riesgo del contagio.