CORONA210920201

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Los “Rebrotes”
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- Los esfuerzos por controlar la pandemia provocada por el COVID-19 han tenido resultados muy variados. Cómo cada país tomó sus propias decisiones estratégicas, los resultados varían de país a país.

     Cuando el contagio no era todavía un problema en América, los países europeos se debatían en serio por el alto número de contagios y de muertes diarios.

     El combate al Coronavirus en Europa tuvo resultados que hicieron pensar que se había logrado cierto control y, con la presión por reestablecer las actividades económicas, varios países empezaron a liberar actividades, hasta el regreso a la escuela presencial.

     Sin embargo, en algunos de esos países se está volviendo a presentar una nueva ola de contagios que hacen irremediable la toma de acciones para un nuevo confinamiento de la población.

     El pasado viernes Israel volvió a un confinamiento total, en un intento para contener un brote de coronavirus que ha empeorado de manera constante durante meses. La cuarentena de tres semanas, requerirá el cierre de muchos negocios e impone límites estrictos al desplazamiento y las concentraciones públicas. Los cierres coinciden con las principales festividades judías, en las que por lo general las personas visitan a sus familiares y se reúnen en servicios religiosos multitudinarios. Los números de contagiados y de muertos pueden no ser impresionantes a nivel internacional, pero para el escenario israelí son de alta preocupación.

     Casi todos los negocios abiertos al público tendrán que cerrar. Las personas deberán permanecer a menos de un kilómetro (0,6 millas) de sus casas, con excepciones.

     En esta misma semana la comunidad de Madrid restringirá la entrada y salida de los ciudadanos en las áreas gravemente impactadas por una nueva ola de contagios por Coronavirus, lo que afectará a más de 850 mil personas.

     El acceso a los parques y áreas públicas será restringido, y las reuniones se limitarán a seis personas, pero no se impedirá que los ciudadanos se trasladen a su trabajo. Se ha llamado al Ejército para instrumentar las nuevas restricciones.

     Madrid es la región más afectada de España, registrando el mayor número de casos en Europa Occidental.

     "Hay que evitar el estado de alarma y el confinamiento, porque eso es el desastre económico", señaló una autoridad en una rueda de prensa.

     El domingo pasado cientos de alemanes protestaron en Düsseldorf, en contra de la gestión de sus gobiernos contra la pandemia del coronavirus y en contra de las restricciones impuestas por el gobierno.

     Las personas ondeaban letreros con frases como “Fin al pánico, la pandemia corona es una mentira” y “rebeldes corona”, mientras se reproducían canciones criticando las restricciones debido al Covid-19. No había mascarillas a la vista más allá de las usadas por los periodistas que cubrían la manifestación y algunos niños que estaban entre los participantes.

     Además de la falta de conciencia sobre el peligro real de los contagios, el conflicto entre cuidar la salud y cuidar la economía está detrás de estos problemas de los “rebrotes”. Quienes ya vivían en la pobreza -que no sólo es el nivel de ingreso, sino condiciones físicas de vivienda, de espacios para vivir y convivir, de número de personas por habitación-son los que más mal la están pasando, junto con los que vivían en la economía informal y quienes han perdido su empleo de marzo para acá. El contagio afecta a familias completas declaró la autoridad sanitaria. No son pocas las voces que plantean la necesidad de otorgar un salario o apoyo económico básico universal para reducir los riesgos de la población más vulnerable.

     El regreso a una “normalidad” cohabitando con el virus es de alto riesgo. Más aún si la comunidad no actúa con responsabilidad (ya se han visto las fiestas privadas con decenas o centenas de invitados y sin cubre bocas). Otros ya están pidiendo que haya gente en los estadios o que reciban a los adultos mayores en los casinos. Los rebrotes serían un verdadero desastre, no sólo por el costo en vidas sino también porque puede provocarse el desánimo o la desesperanza.
Mientras no se disponga de una vacuna efectiva hay que andarse con pies de plomo.