Monterrey.- La pandemia del Covid 19 es un evento catastrófico que aún no se puede dar por superado. Los sistemas de salud en el mundo se encuentran bajo alta presión.
Los sistemas productivos y el mercado internacional, que apenas se venían recuperando de la última crisis económica, sufrieron una alteración de la cual no se alcanzan a recuperar. Se rompieron las llamadas “cadenas de valor” y se presenta escasez de dispositivos electrónicos (chips) esenciales. Ahora con la guerra en Ucrania el desbarajuste en el comercio internacional será mayor.
El sistema educativo apenas se está recuperando de una suspensión prolongada de la convivencia y del trabajo escolar presencial. Casi dos años fuera de las aulas ha significado un fuerte retroceso en el proceso de aprendizaje y en la formación de niños y jóvenes. El mayor efecto negativo se dio entre las familias de menores ingresos, que no tenían conectividad ni equipo y cuya opción fue que los estudiantes se fueran a trabajar en lo que se podía; para muchos el trabajo fue en “la obra”.
En el caso del sistema educativo mexicano fueron escasas las instituciones que pudieron convertir sus servicios presenciales para trabajar a distancia vía Internet. Las instalaciones abandonadas por meses, sufrieron deterioro físico y hasta saqueos o robos.
La vuelta a las clases presenciales se está logrando de manera progresiva y cautelosa. Los maestros y directivos escolares están actuando con los escasos recursos de que disponen, acostumbrados como están a que no se disponga de un presupuesto para mantenimiento y operación.
Ante la escasez de recursos, la mejor estrategia es convocar a la suma de esfuerzos. Por su vocación institucional, el Sistema Conalep ha desarrollado en los últimos años todo un esquema de vinculación con el sector productivo. Orientado a la formación de técnicos, los alumnos del Conalep realizan de manera cotidiana prácticas profesionales en las empresas y prestan además servicio social orientado a la comunidad.
Esta vinculación “Conalep-sector productivo” que se proyecta hacia fundaciones, instituciones educativas y gubernamentales ha generado una relación muy positiva; se facilita para los alumnos el tránsito de las aulas al esquema laboral y las empresas colaboran con donaciones de equipo para que los alumnos realicen las prácticas con tecnología de última generación, con becas para los estudiantes y bolsa de trabajo que hace efectiva su empleabilidad.
En el caso de la educación básica, las condiciones socio-económicas de la comunidad en la que se ubican son factor que determina los recursos de que disponen. Su vinculación cotidiana es con las familias de sus alumnos. Son las estrategias de los directivos escolares las que hacen la diferencia. La Secretaría de Educación Pública y los directivos pueden replicar, por ser un caso de éxito, el sistema de vinculación de Conalep para activar la educación, recuperar aprendizajes y tiempos.
Carlos Slim, uno de los más ricos empresarios de México, señalaba hace unos días que la reactivación económica “es un asunto que toca a los empresarios, no a los políticos”. En la reactivación del sistema educativo se requiere una suma de esfuerzos: de los tres niveles de gobierno, de las empresas y de las asociaciones civiles, como lo hace Conalep nacional. No hay que dejar solos a directores y maestros.