Monterrey.- En «La tarde se tiñe de gris»*, Rosa Linda González aborda el tema de la decadencia física y emocional de las personas de la tercera edad.
Ese terrible, pero inevitable destino que afecta a todos, es enfrentado y sufrido por el personaje principal, Enriqueta, casada con Ramón desde hace 49 años: “siento que he llegado al límite de mis fuerzas y he estado pensando en todo lo que hemos vivido hasta ahora, en lo que éramos y lo que somos. Percibo lo que está por llegar y el futuro no me gusta” (p. 83).
Este tema, polémico por naturaleza, es tratado por Rosa Linda (Allende, Coah., 1953) con la seriedad debida, en forma realista, sin melodramas, y con la asesoría psiquiátrica adecuada.
Enriqueta y Ramón fueron una familia feliz, pero ahora viven los roles de la enfermera y el paciente, a raíz de una embolia que lo afectó a él: “Las experiencias más difíciles de su vida han sucedido en hospitales, la última hace dieciocho meses, cuando Ramón sufrió su infarto cerebral” (p. 59).
A pesar de la fortaleza emocional de Enriqueta, es ésta quien le propone a Ramón tomar una medida drástica: salir por la puerta falsa: “Ramón, ya no quiero vivir, quiero suicidarme. ¿Quieres morir conmigo?” (p. 84).
Esta brutal vuelta de tuerca sacude porque Enriqueta es el timón de la familia, dada la incapacidad del marido. Al principio, éste objeta razones teológicas: “La vida nos la da Dios y solo Él puede decidir cuándo nos llamará ante su presencia” (p. 86), pero acaba cediendo: “No necesito pensar nada, mujer, yo moriré contigo” (p.98).
¿Es válida esta elección? Si consideramos que el deterioro va a ir quebrantando nuestro caudal de energía, orillándonos a la inmovilidad corporal y mental, y condenándonos a depender de la caridad ajena, cuando no de la lástima, entonces la respuesta es sí: “lo he pensado mucho y conozco mis alternativas, sé que puedo seguir adelante o dejar de hacerlo y ya he tomado una decisión y es seria, como deben tomarse las resoluciones definitivas, profundas” (p. 95).
¿Conmueve o desconcierta Enriqueta? Su frialdad excesiva parece explicarse cuando revela: “Lo único que me ha faltado en la vida es un poco de ternura” (p. 38).
*Rosa Linda González. «La tarde se tiñe de gris». Columbia, South California, Ed. de Autor, 2021. 115 pp.