RODRIGUEZ29112024

La triple crisis de la educación
Benigno Benavides Martínez

El término crisis remite a una situación grave, demandante de una solución inmediata tan intensa como la misma crisis. La falta de solución puede conducir hacia el colapso, cancelación o eliminación de aquello que entró en crisis, ya sea la economía de una persona, alguna institución, estado o sistema, por estas razones hablar de crisis suscita de inmediato la alarma de los posibles afectados. La crisis global más reciente, se presentó en el campo de la salud, pero afectó todas las actividades humanas, incluyendo obviamente a la educación. Pasada la crisis en la salud fue necesario revisar la magnitud de las afectaciones para resarcirlas y atender a las poblaciones. Dadas sus dimensiones, esta empresa corresponde, desde luego, a los gobiernos y organismos internacionales, por lo cual en el año de 2022 La Organización de las Naciones Unidas convocó a La Cumbre sobre la Transformación de la Educación “en respuesta a una crisis mundial de la educación en materia de igualdad, inclusión, calidad y pertinencia” con el propósito de ubicar a la educación en el primer plano de la agenda de las Naciones. Posterior al evento se publicaron una serie de documentos, de entre los cuales quiero resaltar el “Report on the 2022 Transforming Education Summit” publicado en enero de 2023. En el prólogo de este reporte, elaborado por Leonardo Garnier 1  se apunta que aún en ese año, estábamos muy lejos de alcanzar las metas establecidas en la “Agenda 2030” además de que la educación confronta una triple crisis: primera de equidad e inclusión dejando fuera a una gran cantidad de personas; segunda de calidad, pues aun estando en la escuela no se logra aprender lo básico y la tercera crisis de relevancia, debido a que la educación no confiere los conocimientos, valores y habilidades para vivir en la complejidad de nuestros días.

Lo que resalta del contenido de este documento es la conceptualización de la situación actual de la educación como “triple crisis” no porque sea algo nuevo, sino por lo problemático del concepto aplicado a la educación, debido a que la crisis no va a acabar con la educación y a que ni siquiera se pudieran esperar grandes transformaciones para responder a las crisis. Por más grave que sea la situación no van a desaparecer escuelas o universidades ni van a dejar de inscribirse los estudiantes, lo que sí puede ocurrir es que se hagan algunos ajustes, adecuaciones o arreglos y sobre todo discursos elusivos de responsabilidad de parte de las autoridades y gobiernos.

El análisis a partir de la idea de crisis no es algo nuevo y ni siquiera reciente, pues en el año 1968 Philip H. Coombs 2  usó este término para describir la situación de la educación a nivel mundial en esa época. Su escrito fue inicialmente presentado como material de análisis en The International Conference on the World Crisis in Education, celebrada en Williamsburg, Virginia, en octubre de 1967. Los comentarios del propio Coombs se dedicaron a aclarar su enfoque metodológico de análisis, basado en sistemas y utilizando términos provenientes de otros campos del saber, como la economía, la ingeniería y la sociología, pues dentro del vocabulario pedagógico no existían términos apropiados para describir la situación de la educación. Desde luego que este análisis fue recibido con escepticismo, sobre todo por los países desarrollados, los cuales no aceptaban que su educación estuviera en crisis, aunque todos admitían tener “problemas educativos”. Por otro lado, los países en desarrollo no se sobresaltaban, puesto que la situación de su educación y sus problemas siempre habían estado presentes y sus soluciones habían mejorado muy poco la situación.

El enfoque metodológico de sistemas se basa inicialmente en la unidad, en el carácter holístico de totalidad, de tal modo que, en un sistema mundial de educación, la crisis se presenta en todos los países, ya sean ricos o pobres, nuevos o antiguos, sin diferenciarse por su sistema político, e incluso una muestra de la crisis mundial llega a ser la disparidad de la educación en los diversos países. En este sentido, no se puede decir que un país o que un sistema educativo nacional se encuentre en una situación óptima, sino que, por el contrario, la mayor parte de los países se encuentran en una situación de atraso.

Los ángulos de análisis de la crisis pueden ser variados, lo cuales, por ejemplo, se reconocen desde los “inputs y outputs” estudiantes y egresados o expulsados del sistema, quienes entran y quienes salen del sistema como estudiantes y profesores. Dentro del sistema toman relieve la calidad, y la tecnología, pero sobre todo el manejo o administración y los costos.

Un elemento que rara vez se toma en cuenta, pero que resulta fundamental dentro del sistema educativo es todo aquello que se aprende y se enseña sin una intención educativa, el cual tiende a superar la acción de la escuela con un alcance y eficacia que puede contradecir los contenidos escolares. Esta acción es lo que se llama educación no formal, ocupando espacios cada vez más amplios de la socialización, aprovechando las interacciones y las comunicaciones a través de la tecnología.

En vista de la amplitud de las crisis, tal vez sería mejor ubicarnos en un sector específico de la educación, para lo cual emergen de inmediato temas como lo laboral, lo económico, la violencia, discriminación, ineficacia, robos a las escuelas y hasta problemas de alimentación, movilidad y transporte. Cualquiera de los problemas anteriores sería suficiente para enunciar una crisis, pues muchos de ellos tienden a persistir e incluso a agravarse y poner en riego a la educación. A pesar de la posibilidad de profundizar en alguno de ellos, podemos más apropiadamente, enunciar algunas situaciones que propician la acentuación de la crisis:

• La brecha generacional. Los niños y jóvenes actualmente reciben mejor educación que aquella que recibieron las generaciones adultas, pero ambas generaciones interactúan educativamente en la misma sociedad.

• La distancia entre los avances científicos y tecnológicos con los contenidos escolares. El avance científico y tecnológico crece a ritmo acelerado mientras que la educación se atrasa cada vez más en asimilar esos nuevos contenidos.

• La dinámica social y la socialización escolar. La sociedad en la que se vive es, mucho más compleja que la formalidad de las escuelas haciéndolas aparecer como sociedades diferentes.

• Los presupuestos dedicados a la educación deben crecer, pero siempre son cuestionados y tratan de reducirlos.

• La separación entre educación y pedagogía. La educación se está quedando sin fundamentos teóricos que la legitimen.

• La formación y la inversión. Desafortunadamente la educación es vista como instrumento alejándose de sus fines formativos y tendiendo a buscar rendimientos como si fuera una inversión económica.

• El clasismo. Educación diferenciada por situación económica y social.

• Exclusión. Diferenciación por etnia y género.

• Lugar de residencia. Se atienden grandes centros poblacionales mientras que se descuidan localidades pequeñas y lejanas.

Ya sea como crisis o como conjunto de problemas, la educación no parece mejorar, pero tampoco va a desaparecer. Pensar que la educación pudiera funcionar a nivel óptimo, lo cual ocurriría solo idealmente en un modelo, sería una ilusión, porque además de la falta de recursos, políticas restrictivas, ausencia de teoría y tendencias instrumentalistas la educación es una institución fundante de la sociedad.


1 Leonardo Garnier (1955) San José, Costa Rica. Asesor Especial del Secretario General de las Naciones Unidas para la Cumbre sobre la Transformación de la Educación

2 Philip Hall Coombs (1915-2006) educador estadounidense publicó el libro THE WORLD EDUCA TIONAL CRISIS: A Systems Analysis en el año de 1968. Posteriormente se tradujo al español.