PEREZ17102022

La Villa de Aguayo y el Congreso Constituyente de 1824
Francisco Ramos Aguirre*

Ciudad Victoria.- La Guerra de Independencia entre 1810-1821, representó la oportunidad para que la Villa de Santa María de Aguayo de la Colonia del Nuevo Santander, diera sus primeros pasos para consolidarse como una de las principales poblaciones de las Provincias Internas de Oriente. Su carácter protagónico surgió a partir de abril de 1811, cuando el Brigadier español Joaquín de Arredondo la convirtió en centro de operaciones militares y políticas. En consecuencia, la capital San Carlos pasó a segundo término, iniciándose un proceso administrativo que culminó con la pérdida de su dominio sobre los pueblos y villas neosantanderinas.

En aquel tiempo Aguayo era un territorio aislado, entre otras circunstancias debido a la Sierra Madre Oriental. Se trataba de un punto geográfico de difícil acceso, hasta cierto punto desatendido de las autoridades virreinales. Sin embargo, Arredondo vislumbró que ese pequeño pueblado sumido entre las montañas, tenía ubicación privilegiada para sus propósitos militares. En términos precisos, era un cruce de caminos y ruta estratégica segura para el tráfico de armas, municiones y acopio de víveres. Es decir, significaba para sus habitantes y forasteros un empalme entre las poblaciones de mayor importancia del noreste, por ejemplo Altamira, Soto la Marina, Monterrey, Saltillo y Texas.

Aguayo, capital de Santander
A mediados de 1821, con motivo de la firma del Plan de Iguala, donde se declara la independencia de México, la capital de Santander era un tema discutible entre los políticos, comerciantes y hacendados, quienes apoyaban al Coronel Juan de Echeandía para que los poderes regresaran a San Carlos. Mientras tanto, el grupo contrario acaudillado por el clérigo y diputado tulteco José Eustaquio Fernández, estaba convencido que definitivamente la capital debería ser Aguayo.

Bajo este escenario, en el transcurso de 1822, gracias a una hábil maniobra de la diputación provincial, la sede se reubicó nuevamente en San Carlos, donde el teniente coronel Juan Echeandía, de origen español, fijó su residencia como gobernador hasta principios de 1823. Su experiencia política venía de años anteriores (1817-1819), cuando suplió al comendante Joaquín de Arredondo como gobernador interino de Nuevo Santander. Además, el Emperador Agustín de Iturbide lo designó por un breve período, Jefe Político de Nuevo León y gobernador de dicha entidad. En julio de 1824, Echeandía se incorporó al grupo de diputados tamaulipecos.

El General Felipe de la Garza y el Plan de Casa Mata
El 16 de mayo de 1822, el general Felipe de la Garza, comandante militar del Nuevo Santander, influenciado por las ideas de Fray Servando Teresa de Mier, envió al Congreso desde Soto la Marina una representación sobre el establecimiento de un gobierno republicano: “Confiaba en los diputados para que pudieran conocer, cual era la verdadera voluntad de los mexicanos, es decir la república, según la apreciaban sus partidarios.”

Finalmente a finales de agosto, De la Garza se rebeló contra el emperador Iturbide, quien lo había nombrado General Brigadier. Esta ocasión exigía la reinstalación del primer Congreso del México independiente, disuelto por “El Padre de la Patria”, por considerarlo un atendado a la soberanía nacional. Más todavía, en agosto de 1822 el mismo emperador se involucró con sus tropas en el operativo donde el General José Echaverri, arrestó varios diputados acusados de conspiración.

En este contexto, en febrero de 1823 se presentaron en Veracruz acontecimientos militares y políticos derivados del Plan de Casa Mata, con la participación de Antonio López de Santa Anna, Guadalupe Victoria y Vicente Guerrero, quienes proclamaron el restablecimiento del Congreso General y la Soberanía Nacional. A dicho movimiento se sumó un sector del ejército imperial y en consecuencia, se puso fin al mandato de Agustín de Iturbide, quien abandonó el naciente país.

Después de la caída del Emperador y exilio en el continente europeo, las autoridades de las villas de las Provincias de Oriente iniciaron una serie de maniobras para la aprobación del nuevo sistema de gobierno. Por ejemplo, en la Villa de Santa María del Refugio de Aguayo, Provincia de Santander, o de Las Tamaulipas, las autoridades políticas y militares del Ayuntamiento, encabezadas por el alcalde José Indalecio Fernández, el Diputado Provincial José María Gutiérrez y el presbítero Doctor Eustaquio Fernández, leyeron a los vecinos una carta del General Felipe de la Garza, donde afirma que Monterrey se había pronunciado por un Gobierno de República Federada. Esta noticia alentó a las autoridades aguayenses.

“…la voluntad popular de esta Villa, y aun de toda la Provincia, era de establecerse el gobierno de ella bajo el mismo sistema federativo, y a consecuencia de esto manifestó el Señor Presidente un Plan compuesto de siete artículos que sirviesen de bases para esta declaración, el cual, leído en público, fue aprobado, y adicionado con otro más por el Sr. Cura Párroco D. Eustaquio Fernández y el Ciudadano Manuel de la Torre… La Villa de Aguayo se declara hoy solemnemente, sin violencia y con toda expontaneidad por el gobierno Republicano Federativo, como el de los Estados Unidos de América del Norte. 1º Que la Provincia de Santander o de Las Tamaulipas, a que dicho Aguayo pertenece, jamás sea dependiente de alguna otra provincia del continente.”

Al final de este último párrafo, se infiere que estaba por iniciarse una lucha política para que las provincias de Coahuila y Nuevo Santander pasaran al dominio de Nuevo León. Probablemente, algunos de sus ideólogos estuvieron influidos por Miguel Ramos Arizpe, quien durante las reuniones del Congreso Nacional de 1824 se oponía a la creación del estado de Las Tamaulipas.

En octubre de 1823 se reinstaló el Congreso General con un gobierno provisional, integrado por Nicolás Bravo, Celestino Negrete y Guadalupe Victoria, bajo el signo de un gobierno popular, republicano y representativo. En noviembre de ese mismo año, se integró el Congreso Constituyente del cual formó parte el licenciado Pedro Paredes y Serna, representante de Nuevo Santander, en sustitución del diputado José Antonio Gutiérez de Lara, quien renunció por motivos de salud.

El día 6 del mencionado mes y año los vecindarios de las villas neosantanderinas, apoyaron el gobierno federativo y la designación de los representantes de la Junta General de la Provincia, celebrada en la Villa de Aguayo en 1824, “…donde se aprobó legalmente la Forma General de Gobierno.”

Respecto a la situación política de Santander en ese momento, a mediados de 1824 los poderes de la diputación provincial se trasladaron nuevamente a la Villa de Aguayo. Por lo cual, un ciudadano de San Carlos apodado “El Tamaulipano Imparcial” explica la separación de la mencionada legislatura del Vocal Lino Perea, porque: “…aquella corporación se trasladó violenta y arbitrariamente de esta capital a la Villa de Aguayo.”

Para evitar confrontaciones sobre la capital neosantanderina, el 5 de julio de 1824 la Villa de Padilla se conviertió en la nueva sede del Congreso Constituyente Libre y Soberano de las Tamaulipas, expidéndose el primer decreto a los cuatro días. Para el día 18, con motivo de la Sesión Extraordinaria para ejecutar al ex emperador Agustín de Iturbide, la legislatura estaba integrada por los diputados José Antonio Gutiérrez de Lara, José Eustaquio Fernández, José Miguel de la Garza, Juan Echeandía, José Antonio Barón y Raga, José Feliciano Ortiz, Bernardo Gutiérrez de Lara (suplente), Juan Bautista de la Garza (suplente) y José Ignacio Gil.

Algunas aportaciones históricas de esta legislatura reunida en Padilla, se relacionan con el fusilamiento del Emperador Agustín de Iturbide y designación de la mencionada Villa como capital tamaulipeca. Además, expidió al General Bernardo Gutiérrez de Lara nombramiento como primer Gobernador Constitucional del Estado.

A partir del 1º de enero de 1825, los poderes se trasladaron nuevamente a la Villa de Aguayo, reanudándose las sesiones por esos días. Al finalizar ese mes, el Congreso General incluyó en el Acta Constitutiva de la Nación, el cambio de nomenclatura de Colonia del Nuevo Santander, por Estado de las Tamaulipas. La propuesta fue defendida por el legislador tamaulipeco Pedro Paredes y Serna.

Ciudad Victoria, capital del Estado de las Tamaulipas
Para estar en sintonía con estas disposiciones oficiales del Congreso Nacional, el 20 de abril de 1825 el Congreso Local aprobó el cambio de nomenclatura de la Villa de Aguayo por Ciudad Victoria (en honor a Guadalupe Victoria) y se elevó al rango de capital de Tamaulipas. Firmaron el decreto los diputados José Ignacio Gil -Presidente-, José Feliciano Ortiz -Secretario-, Juan Nepomuceno de la Barreda -Secretario- y el Vice Gobernador Enrique Camilo Suárez, quien había sido cadete en la Compañía Volante de San Carlos en 1804.

El 6 de mayo de 1825, un día después de publicarse el decreto, el Congreso promulgó la Constitución Política de Tamaulipas, firmada por los diputados Juan Nepomuceno de la Barreda, José Feliciano Ortiz, Juan Bautista de la Garza, Felipe de Lagos, Juan Echeandía, José Rafael Benavides, José Miguel de la Garza García y José Ignacio Gil. Las siguientes sesiones de los nueve diputados (probablemente se agregó otro) que integraban el congreso, fueron muy irregulares en su asistencia. Por ejemplo, las sesiones extraordinarias programadas para junio de 1826, se cancelaron porque siete de los nueve legisladores no asistieron.


* Cronista de Ciudad Victoria.-