–Suena muy bien, pero ¿qué pasa si les ganamos?
La visión convencional es que Estados Unidos es un modelo a seguir, la asimetría con México posiciona a Estados Unidos como más desarrollado, con un ejército poderoso, con hegemonía cultural y por supuesto, mucho más democrático, pero ¿qué tal si se voltea la tortilla?
Las posibilidades de inestabilidad siempre se ven en México y en Estados Unidos construyen muros de tortilla o metal, para que la turbulencia mexicana no los contamine; para protegerse establecen sanciones, bloqueos, emiten alertas de viaje, no vaya a ser que los dañen visitando alguna zona problemática mexicana, o se contaminen con las ideas nefastas visitando Cuba.
La teoría del dominó explica por qué es necesario vacunar al mundo de los peligros revolucionarios que alteren el sueño americano. Las fuerzas armadas y sus mercenarios y la postura de policía mundial, disemina en el mundo la noción de que la democracia American style es la mejor de las medicinas, aunque se administre por medio de misiles.
La narrativa estadounidense es que son la mejor sociedad del mundo; la culpa de la elevada drogadicción es de los productores de drogas, o los países por los que pasa; las matanzas callejeras y hasta en las escuelas son culpa de algunos desequilibrados mentales; la compra-venta de legisladores es parte normal del capitalismo de cuates.
Durante muchos años se dio por sentado que las elecciones mexicanas serían problemáticas, porque la inmadurez política y corrupción no permitía un juego limpio; pero algo pasó en 2020 y la tortilla se volteó. Un grupo activo y muy violento decidió descarrilar la elección estadounidense: violaron la ley y trataron de anular el conteo final, tomando la sede del congreso, al grado que 910 personas han sido detenidas y acusadas por la asonada; y todo indica que la cuestión tiende a empeorar.
En 2024 habrá elecciones presidenciales y legislativas en ambos países y se abre el siguiente escenario:
La elección mexicana pasará sin incidentes mayores, no obstante la campaña de la oligarquía que dice que AMLO se quiere reelegir, quiere ampliar su mandato, o habrá fraude electoral. Las instituciones que vigilan las elecciones jugarán el mismo papel de los últimos años, aunque han sido tolerantes con el fraude electoral, pero para 2024 los dos anti-AMLO del INE estarán fuera y el equilibrio de poder en la institución se modificará.
La elección en Estados Unidos anuncia nubarrones: las fuerzas trumpianas se están posicionando en las instituciones encargadas de validar elecciones para anular resultados inconvenientes, mientras tratan de ganar elecciones para el congreso y el senado en noviembre próximo. Así se abre la opción de que mientras la elección mexicana pase sin mayor eventualidad, la de Estados Unidos sea turbulenta, desplegándose varios sub escenarios:
A) El Departamento de Justicia (DOJ) decide procesar a Trump en base a la violación de tres leyes, por los documentos secretos encontrados en Mar-a-lago. Someterlo a la justicia no cancela su potencial candidatura, a menos de ser encontrado culpable. Ante esto:
I) Trump se radicaliza, acusando una persecución.
II) los seguidores de Trump activan protestas, algunas violentas, que afectarán las elecciones de noviembre con potencial de alargarse hasta el 2024.
III) grupos de republicanos se alejan de Trump (ya un candidato republicano se retractó de su postura sobre la ilegalidad de la elección, aunque acusó fraude, y reconoció a Biden como presidente).
La opción III no cancela las opciones I y II, y se refuerza la opción de turbulencia hacia las elecciones de 2024, que se complica si los demócratas avanzan en el congreso y el senado en noviembre, y (esperable) las fuerzas trumpianas reclaman que fue gracias al fraude electoral; a final de cuentas, diversos medios denuncian que en Estados Unidos hasta los muertos votan.
En la escena legal,
B) El Fiscal de New York denuncia a Trump (y por lo menos a uno de sus hijos) por delitos fiscales; esta causa parece avanzar con fuerza, especialmente después que el fiscal rechazó una oferta de arreglo de Trump.
La combinación de A y B refuerza la posibilidad de que por la vía judicial se anule la candidatura de Trump, que provocará inestabilidad; luego entonces, la cuestión se mueve hacia quién será el candidato.
Desde la ultraderecha se posicionan Abott y DeSantis, dos gobernadores enloquecidos, que podrán contar con el apoyo de Trump y sus huestes. Pero ante la desaparición de Trump se abrirá la carta para candidatos moderados (Cheney) y la posibilidad de un rompimiento interno que los lleve a perder la elección, de lo que culparán al fraude electoral.
La única opción posible para evadir el conflicto pos electoral consiste en un triunfo republicano, que según las encuestas parece rezagarse.
Trump validó y le abrió poder a las fuerzas de ultra derecha, al supremacismo blanco, donde hay grupos que superan la violencia del KuKluxKlan; y hoy los racistas sienten que merecen un espacio político y social, con una fuerza desestabilizadora no despreciable.
¿Cuál será el impacto para México si el escenario catastrófico estadounidense se cumple? Lo abordaremos en futuras aportaciones.