Yo mismo lo he sufrido en mis redes sociales. Y es que en esa visión no cabe el señalamiento de buenos y malos mexicanos, de patriotas y traidores, más que como insumo para acólitos que al escucharlo se ven recompensados anímicamente y toman oxigeno para continuar en la lucha por el “proyecto”, la patria, los héroes, todo eso que el politólogo David Easton llamaba “apoyo difuso” sea, a través de las referencias a la soberanía, la presidencia legítima o la de los 31 millones de votos.
Pero, por momentos, en el clímax de las emociones hay quienes, en su imaginario, quisieran reducir a lo que a ellos representa un todo cuando el todo es mucho más que un partido, un programa, una imagen política todopoderosa sacralizada en las aguas de una cultura anclada en la religión autoritaria que paradójicamente transpira bondad.
Sin embargo, esa visión o esas visiones son parte de imaginarios construidos en el deseo, la aspiración, la pulsación ideológica, la necesidad de triunfos absolutos, sin embargo, la realidad nos enseña a golpe de votos democráticos que esos imaginarios son una parte del todo y que más allá de ellos están otros imaginarios regulados por leyes, normas, códigos.
Y ese ímpetu de impotencia lleva a la ofuscación autoritaria que no acepta al que no está en clave de su imaginario, sus ideas fijas, las de piedra, totémicas, que nos arrebatan la tranquilidad y el sueño, porque lo sueños sienten que le son arrebatados injustamente, a la mala, sin considerar todo lo bueno que están detrás de ellos.
Por eso las derrotas duelen y más cuando se acumulan contra quien personifica ese imaginario, esa voz titubeante que alimenta sueños. Aquella del acólito irredento que no acepta la pérdida y menos cuando cae, una tras otra, después de que se descubrió la llamada Casa Gris, el nido de amor de Houston donde alejado del ruido político vivía José Ramón López Beltrán, el hijo del presidente, con su bella esposa.
Desde entonces la imagen del presidente discursivamente austero ha venido a menos por no poder explicar satisfactoriamente ese salto mayúsculo de alguien que no se le ha conocido trabajo alguno y que el propio presidente ha querido reducir mediáticamente a que “la señora tiene dinero” cuando su pasado laboral está ligado a empresas petroleras que han operado en México.
Eso ya es parte del escándalo político en actos presumiblemente de corrupción y quizá, algo pasó, porque después hay una secuencia de derrotas jurídicas del presidente que muestran que al menos en abril no las tiene todas consigo.
El 4 de abril la SCJN por unanimidad le dio palo con aquel intento de reforma constitucional que buscaba evitar que los ex funcionarios del más alto nivel de la administración pública no podían contratarse por 10 años en empresas que habían regulado y que por esa relación, podían trasmitir información sensible que pudiera servir para minar las empresas públicas. El pleno de la SCJN calificó de desmesurado el impedimento de una década alegando que se violentaba el derecho legítimo al trabajo y la desechó.
El 5 de abril la misma Corte también le respondió al Ejecutivo que anulaba una parte del artículo 61 de la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria señalando que no podía disponer de los ahorros de la administración pública porque en temas de presupuesto porque es competencia exclusiva de la Cámara de Diputados.
El 6 de abril nuevamente los ministros de la Corte fallaron en contra del Ejecutivo cuando otorgó el amparo a la comunidad mayo-yoreme de Ahome, Sinaloa, contra la planta de amoniaco de la empresa suizo-alemán Proman que busca operar en la bahía de Ohuira con lo cual se invalidaron los recursos interpuestos por la SEMARNAT y los resultados de la consulta tramposa del 28 de noviembre pasado que avaló el gobernador Rocha Moya. Recordemos, no se consultó a los integrantes de estos pueblos originarios sino se hizo con habitantes de otros municipios que no tendrían ninguna afectación directa.
El 10 de abril se celebró la consulta de revocación de mandato y hubo una participación del 19 por ciento de la lista nominal. Muy por debajo de la expectativa del presidente que buscaba un si abrumador como el apoyo obtenido en 2018 que disto mucho de serlo. El INE hizo su trabajo profesional bajo una atmosfera de ataques desde el púlpito presidencial y de los titulares de los 18 estados gobernados por Morena.
El 12 de abril, el Comité contra las Desapariciones Forzadas de la ONU, en sintonía con el llamado que había hecho el Parlamento Europeo el 10 de marzo al presidente López Obrador para que se abstuviera de estigmatizar e intimidar periodistas, medios de comunicación y activistas de derechos humanos, hace un llamado de alerta sobre el alarmante incremento de homicidios dolosos y desapariciones forzadas y pide el regreso de los militares a los cuarteles y la profesionalización de las policías.
Sin embargo, no todas son derrotas, está el triunfo confirmado que obtuvo el presidente López Obrador en la sesión del 7 de abril de la Corte sobre la constitucionalidad de la ley eléctrica pese a los votos diferenciados que luego se definirían en circunstancias extrañas sobre todo de un ministro y el revés que la oposición le impuso al impedirle que alcanzara la mayoría calificada indispensable para hacerla constitucional.
Finalmente, un juzgado de Mérida concedió la suspensión provisional del Tramo 5 Sur del Tren Maya, una sección del proyecto que va de Playa del Carmen a Tulum que nuevamente da visibilidad al conflicto que sostuvo el presidente con artistas y ambientalistas que han cuestionado los destrozos naturales en esta región del sureste.
No menos importante, es el escándalo en torno a Alejandro Gertz Manero, el fiscal general de la república, que ha sido exhibido por varios flancos desde los señalamientos del ex asesor jurídico del presidente López Obrador, por investigadores que lo acusan por plagio para acceder al tercer nivel del SNI y la aprehensión ilegal de Alejandra Cuevas que ha sido liberada luego de más de 500 días presa en el penal de mujeres en Santa Martha Acatitla cómo la interferencia en las decisiones de la Corte.
En definitiva, Morena debería de estar buscando como ayudar al presidente y una de ellas es evitar sobrecargar más la atmosfera de tensión que está en marcha y que afecta más su imagen dentro y fuera del país salvo que sea parte de una estrategia de la que más adelante sabremos sus objetivos.