Monterrey.- El presidencialismo produce magia. Convierte algunas personas mediocres en sabios y entendidos. Les dota del poder de la palabra sin censura.
Hemos pasado por regímenes extravagantes. José López Portillo, intelectual de alto calado, desposado con Carmen Romano, le permitió construir un sistema completo de vida cultural nacional.
I. ncluyendo en el avión presidencial un piano de cola para ser tocado en las giras de la pareja. También fundó con su yerno la estructura de CONACULTA. Una forma de apoyo para los entes pensadores y artistas del país.
Mientras doña Carmen Romano velaba por el mejoramiento cultural, su marido ejercía su poder amatorio con la vedette Sasha Montenegro, a quien desposaría pocos meses después de terminar la gestión.
Nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, de sensibilidad y vena por las bellas artes, apoya cada una de las iniciativas de su esposa Beatriz Gutiérrez Müeller.
La doctora Beatriz consigna en sus libros de poesía, una potencia nacionalista, de belleza por lo mexicano. Incluso escribe poemas musicalizados al amparo de las voces más exquisitas de nuestro espacio contemporáneo.
Beatriz Gutiérrez y Carmen Romano comparten una visión semejante. Mientras los embelesados trabajadores de la cultura siguen en espera de las migajas redentoras. Una especie en extinción, dentro de un régimen continuado de excentricidades sociales.