PEREZ17102022

Las mantas del poder
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- Manta es todo lo que tapa. Las mantas amenazadoras no son nuevas en Sinaloa, y especialmente en Culiacán, son un producto escatológico, que aparece de vez en vez, de cuando en cuando. Como una extraña premonición de algo que puede escalar negativamente. Vamos, que está escalando subrepticiamente sin ningún tipo de freno ético. Busca generar una percepción negativa y medir la capacidad de reacción del adversario.

No olvidemos que fue una forma muy socorrida cuando estaba en su mejor momento la disputa entre los cárteles por regiones del estado. Incluso, materia para señalar la traición de tal o cual institución o personaje sombrío. Incluso, no pasó desapercibido para el arte simbólico de la artista Rosy Robles, que utilizó cobijas ensangrentadas para crear una pasarela dantesca a un infierno visual.

Ahora, lo extraño es que las estarían utilizando personeros de quienes técnicamente deberían estar lejos de aquel escenario sangriento, sórdido, funesto. Y es que a todas luces es producto de la ruptura entre los personajes del gobierno del Estado y la Universidad Autónoma de Sinaloa.

Sorprende, y mucho más porque la relación entre estas instituciones, que deberían ser ejemplo de madurez y civilidad política, de estar detrás de estas manifestaciones, distarían de serlo. Acude su promotor a ejercicios de fuerza dignos de otro tipo de actores sociales y políticos. Algo se está incubando y no parece que traerá algo bueno porque, simple y llanamente, no se sientan a escuchar sus argumentos. O de plano ya se terminó el diálogo, y ahora empieza la guerra. Semeja aquella máxima incivilizada hitleriana de que “la guerra es la política por otros medios”.

Pues será política autoritaria, pero no democrática. Esta debe estar construida con el insumo del diálogo y la negociación, o no lo es. Pero, bueno, no se necesita haber hecho estudios en comunicación política para saber que detrás de esas mantas está la de crear percepción.

Por ejemplo, en una de esas mantas, se pregunta al rector, dónde estarían 4 mil 700 millones de pesos. ¿Cuáles 4 mil 700 millones? No importa explicarlo, basta con decirlo, registrarlo en una manta. Se inyecta, en ella, esa sustancia que hoy para todo se utiliza, como es la corrupción.

Nuevamente Hitler: Di una mentira cien veces, que algo queda; y como están fallando los recursos políticos y jurídicos, están a la mano los de la calumnia, buscando debilitar la credibilidad del objetivo personificado. En este caso, la de Jesús Madueña, rector de la UAS, al que buscan poner en entredicho su honorabilidad.

El silogismo es simple, pero no inocente. Si el rector es corrupto, descalifícalo y tendrás la posibilidad de cambiarlo. Y podrás poner a alguien afín a tu interés. Ese tipo de silogismo se siembra en un campo fértil. El de la corrupción. Todos son corruptos hasta que demuestren lo contrario. ¿Y cuándo podrá demostrarse? Nunca, porque no es el propósito. Si ganó la percepción negativa, no hay manera de revertirla, al menos lo que dure la embestida. La sospecha no deja a nadie bien parado. Y menos a los enemigos.

Sin embargo, el mejor antídoto a este tipo de agresión es la acción productiva. En este caso la Universidad tiene aciertos, muchos aciertos. Y, mejor, voluntad de cambio. Ahí está en curso el programa de reforma universitaria, que teóricamente modificará de fondo la forma de hacer las cosas en docencia, investigación y extensión.

Es, sin duda alguna, la mejor resistencia. La mejor forma de hablarle al ciudadano promedio que no está interesado en seguir el relato de las mantas acusatorias, sino en articularse en lo sustantivo. En lo que realmente hace la Universidad.

¿Que la Universidad debe cambiar aquello que momentáneamente la oscurece? Ni duda cabe. Pero sin sacrificar, como lo intenta el colgajo de mantas incriminatorias, sino a través de los cambios institucionales. Ahí radica la fortaleza universitaria. Es el camino trazado por la razón. Lo otro es el “manazo”, el golpe sobre la mesa, la amenaza abierta o velada, la urgencia de imponer la voluntad de un solo hombre, una sola idea. Nunca deben imponerse este tipo de mantas. No les asiste la razón.

Por último, luego de que Armando Contreras, y antes en 2020 Miguel Ángel Jáuregui Montes de Oca, ambos diputados federales de Morena, intentaron una iniciativa de reforma de la ley orgánica que rige a la UNAM, para luego retirarla ante la presión mediática y política, me preguntó: ¿lo que está ocurriendo en Sinaloa es un ensayo de lo que se pretende hacer en las universidades públicas del país, a través de una supuesta democratización de los mecanismos de elección de autoridades universitarias?

Y si es así, ¿apremia que este ensayo salga lo mejor posible para hacer los ajustes y tenerlo como modelo para el resto de las universidades? En definitiva, es otra manta, donde no interesa tanto democratizar, sino ensayar para, si se puede y se dejan, seguir jodiendo instituciones públicas. Pero, cuidado, son las Universidades, y ahí existe una historia, la de la rebeldía.