GOMEZ12102020

Las Matemáticas. Una belleza incomprendida
José Ángel Pérez 

Monterrey.- La enseñanza de las matemáticas ha sido un tema muy debatido en todos los niveles, en todas las épocas y en todas las sociedades.

La matemática es una disciplina formal, habita un “mundo ideal” y visita muy seguido nuestro “mundo terrenal”, ayudándonos a entenderlo sin invocar a ningún poder sobrenatural. Como lo expresara Benjamín Farrington: “Para astrólogos babilonios las estrellas eran dioses; para Tales eran vapor de una olla”. Las matemáticas, “habitan” un universo perfecto, pleno de belleza y elegancia, conectado con el imperfecto, injusto y protervo mundo real, gracias a genios que todos conocemos, pero pocos comprendemos.

La Matemática surge en la ciudad griega de Mileto, en la escuela fundada por Tales en el siglo VII a. C. Anteriormente, los sumerios, los acadios, los babilonios y los egipcios sólo empleaban algoritmos para calcular diversas magnitudes como cosechas, medición de tierras (de ahí el término geometría), realizar construcciones, comerciar, predecir eclipses; sin embargo, es muy importante recalcarlo: “La matemática como ciencia deductiva surge en Grecia.

La matemática es considerada como una asignatura difícil en la escuela. Se le acusa de ser una ciencia abstracta; y, contradictoriamente, su abstracción es lo que la hace bella; y esta belleza, por desgracia, no se evidencia ante los estudiantes, por desconocimiento de su campo de acción y su naturaleza esencial.

La mayoría de las personas se expresan mal de las matemáticas, porque no han llegado a conocer su alcance; en la escuela se muestra una mínima parte de esta disciplina, sólo la “punta del iceberg”. ¿Imagínese que en la clase de artes sólo le hubieran enseñado a pintar y ver una barda y no le hubieran mostrado las obras de Leonardo, de Miguel Ángel, de Picasso o de Toledo? Usted, seguramente pensaría que el arte es aburrido, intrascendente y monótono. Lo mismo sucede con las matemáticas: a los estudiantes se les enseña cómo resolver problemas empleando algoritmos, aprenden algo de aritmética, geometría y álgebra de una manera operativa y utilitaria. No se llegan a conocer algunas demostraciones maravillosas del Teorema de Pitágoras; no se conocen las matemáticas desarrolladas por Cantor, Hilbert, Lobachevski, Newton, Leibnitz, Ada Loverlace, Katherine, Mandelbrot y tantos genios más.

Si no se conoce el campo, no se aprecia su esencia; y eso pasa con la matemática. No se trata de de formar matemáticos, como tampoco en las clases de arte no se trata de formar artistas. La enseñanza de las matemáticas en la escuela básica se debe proponer que los estudiantes aprecien lo maravilloso de esta ciencia, que valoren la riqueza de sus conceptos y su contenido, que conozcan su método fincado en la razón, que descubran su ubicación en el mundo de las ideas; y observen sus “recorridos” al mundo real, ayudándonos a conocerlo y transformarlo.