Monterrey.- El doctor inglés Ian Stewart de la universidad de Warwick en Inglaterra y gran divulgador de ciencias y matemáticas alguna vez expresó: Me gusta definir a un matemático no como alguien que hace matemáticas sino como alguien que ve una oportunidad de hacer matemáticas donde nadie más lo hace. A este tipo de personas especiales pertenece el suizo Leonhard Euler.
Euler, siendo apenas un adolescente, ingresa a la universidad de Basilea Suiza y en 1723, a la edad de 17 años obtiene el grado de maestría presentando un trabajo donde compara las flosofías de Isaac Newton y Rene Descartes.
Euler tuvo la fortuna de contar con la simpatía de Johann Bernoulli, patriarca de una dinastía de matemáticos Suizos de los siglos XVII y XVII, gran amigo de su padre y por lo tanto su asesor de lujo, como el mismo Euler comenta, “Johann, el matemático más importante se negó a darme clases de matemáticas pero sí me dio un consejo importante: Lee todos los libros de matemáticas más difíciles que encuentres y si tienes duda sobre algún tema visítame los domingos por la tarde que es cuando tengo tiempo para atenderte.”
A Euler debemos la que para muchos es la más bella ecuación de todos los tiempos e^iπ+1=0 Esta belleza matemática relaciona los irracionales π y e, el imaginario i , el 1 y el 0.
Euler, dueño y señor del mundo de las ideas matemáticas logró demostrar algunos de los teoremas enunciados por Fermat, no el Último Teorema de Fermat, esta demostración que tanto intrigó a los matemáticos durante más de tres siglos estaba reservada para nuestro contemporáneo Andrew Wiles.
La humanidad debe mucho a Leonhard Euler quien, no obstante haber perdido la vista en un ojo, su productividad fue grande, no sólo en el campo de las matemáticas, también en física, ciencia que estudia el mundo real abrevando en los objetos matemáticos que pertenecen al mundo ideal. Euler hizo contribuciones a la mecánica rotacional, la mecánica de fluidos, la gravedad, la electricidad y el magnetismo. Su cultura fue tan amplia y su producción tan prolífica que escribió también sobre temas de música.
El físico-matemático francés Pierre-Simon Laplace resume a la perfección la grandeza de Euler cuando aconseja: Lea a Euler, lea a Euler, es el maestro de todos nosotros.