PEREZ17102022

Libros de texto, 1
Víctor Orozco

Ciudad Juárez.- Impartí clases o dirigí seminarios y proyectos de investigación, por un poco más de medio siglo, desde la preparatoria hasta el doctorado. En ese lapso, ocurrieron algunos de los acontecimientos de mayor relevancia en la historia de la humanidad. Menciono a uno de ellos que revolucionó las formas de adquirir conocimientos y los métodos de enseñanza. Me refiero a la invención, difusión y uso del internet. Personalmente comencé a utilizar las computadoras para la enseñanza en 1985; desde entonces he seguido los cambios y tratado de ponerme al día en el aprovechamiento de cada nueva herramienta a mi alcance, incluyendo hoy a la inteligencia artificial. Digo lo anterior, sólo para hacer ver que no soy un neófito en estas tareas del aprendizaje y la transmisión de conocimientos, así como en los análisis para vincular cada saber a las prácticas, necesidades y desarrollo de las sociedades.

Y entro al tema de hoy: el debate sobre los libros de texto gratuitos, elaborados por la Secretaría de Educación Pública para el ciclo escolar 2023-2024. Confieso que no los he leído y examinado a todos, para lo cual requeriré varios meses de intenso trabajo, pues según se ha informado, en total suman 20 mil 500 páginas y en muchas de ellas habría que detenerse un buen tiempo para razonar los ejercicios o inclusive, acudir a las fuentes que indica para profundizar en los temas. Así que, espigaré en algunos de los libros y asuntos escogidos al azar, para evitar el sesgo de la muestra.

La primera gran virtud que advierto en estos libros de texto –y tienen muchas– es su concepción como una gran guía para el aprendizaje de múltiples conocimientos integrados, tal y como se ofrecen los procesos o movimientos naturales y sociales en la realidad. Si se examina por ejemplo el fenómeno de los terremotos, necesariamente se lleva a los niños a entender nociones de geología, física, geografía, medio ambiente, historia natural, etcétera. Con tal método, cada disciplina se encuentra dispersa en una enorme cantidad de temas derivados del propio entorno natural y humano, lista para contribuir con su parte en la explicación. Por ello, es de muy mala fe, afirmar que se han suprimido las matemáticas. ¿Alguien de los vociferantes críticos sabe en cuántas páginas aparecen lecciones sobre matemáticas? Ninguno, porque tampoco han podido leer todos los libros.

Una segunda virtud es que fueron elaborados, según veo, pensando en las múltiples vías o caminos que hoy tiene el conocimiento para llegar a nuestros cerebros. Por eso hablé del internet al principio. En el pasado, no tan lejano, se tenía al libro de texto en todos los niveles como la principal fuente de conocimiento. Los estudiantes debían leerlo, memorizarlo y luego responder las preguntas que se le hacían sobre ese contenido. En nuestros días, quien practique ese sistema parecería de la edad media.

Hoy, quien aprende y sabe es porque sabe preguntar. Tenemos a nuestra disposición bibliotecas enteras, en un aparato que cabe en la palma de la mano. Pero, podemos servirnos de este cúmulo de conocimientos si tenemos preguntas, si cuestionamos, objetamos, comparamos, relacionamos, nos imaginamos, para lo cual hay que leer y leer, observar y observar. Recuerdo que en alguna ocasión, pensando en esto, les dije a los estudiantes: el examen será al revés, en lugar de respuestas quiero preguntas. Ustedes deberán hacerlas sobre el temario y entre más complicadas, razonadas y profundas sean, más alta será la calificación. Las muy simples o simplonas, revelarán que no han leído ni analizado nada.

Advierto que en muchas páginas, los libros de texto muestran accesos a sitios de internet en los cuales se trata el tópico en examen. Y luego, miro que en la copiosa bibliografía y hemerografía que se anexa, aparece también la liga para consultarla directamente. Se abren así unas ventanas gigantescas hacia la sapiencia: a los alumnos, a los maestros e incluso a los padres de familia.

En lo que llevo visto, los libros de texto me convencen y espero que el próximo año que se usarán en las escuelas, sirva para perfeccionarlos y enmendar errores, siempre inevitables.

Luego trataré estas tonterías del “virus comunista” y “daños a la niñez”…