Monterrey.- La revocación de mandato del presidente López Obrador va avanzando. No sabemos para dónde, pero avanza.
La última pieza que han acomodado en este rompecabezas tan surrealista es que el Instituto Nacional Electoral (INE) informó ayer que tiene verificados 2 millones 845 mil 634 firmas.
Esto significa que se ha rebasado el 100% de las firmas requeridas como señala la Ley.
Como quien dice, consulta habrá, pero les apuesto que a la mera hora de votar no alcanzará ni el 40% del padrón electoral que sería el mínimo porcentaje para que este ejercicio sea finalmente legal, o como dicen los expertos, para que sea vinculante.
Lo que sigue es conseguir el dinero. Aquí es donde se entrampa la trama. La Secretaría de Hacienda recibió del INE una solicitud para liberar mil 700 millones de pesos adicionales, a fin de completar los fondos y realizar con holgura el proceso.
Según AMLO, el INE no necesita invertir tanto dinero y bastaría con que los consejeros electorales se bajaran el sueldo.
Sin embargo, según mis cálculos, la suma de este recurso a duras penas cubriría el 1% de los gastos necesarios. Dicho de otra forma, sería una bicoca, puro pensamiento mágico para una consulta que se pretende tenga estatus de elección constitucional.
Ni aún usando el fondo de pensiones de los trabajadores del INE se alcanzaría a cubrir tan exhorbitante cantidad de dinero.
Basta tener presente que la fecha definitiva para la revocación de mandato se fijó para el próximo 10 de abril y así queda claro que son muy poquitos los días que faltan para terminar de cuadrar los números.
Este plazo tan recortado no se vivió en la consulta pasada para enjuiciar a los ex presidentes. Entonces votaron 6 millones de mexicanos en 57 mil casillas. Estas cifras no se repetirán en la revocación de mandato. Se los garantizo.
Si el INE dice que no le alcanza la lana y el presidente dice que búsquenle por donde le busquen, no les dará más dinero, díganme ustedes, ¿cuál sería entonces la decisión salomónica ante tamaño desgarriate?
Pues la que tomó el rey Salomón en el pasaje bíblico: partir al niño a la mitad.
Así como cuando de chavos íbamos a la tienda de abarrotes a preguntar qué nos alcanzaba con 10 pesos, así tendremos que preguntarle a Lorenzo Córdova: “Disculpe usted, señor Consejero-Presidente del INE, ¿qué nos alcanza con esta lanita?”
Nos alcanzará para comprar una consulta mocha. O manca. O coja. O de plano pinchurrienta.
Con ese recurso a medias sólo se podrá montar el 30% de las casillas. Por ende, los funcionarios de las mismas no estarían bien capacitados. No se comprarán equipos de cómputo ni siquiera de medio pelo. Los resultados no se anunciarían con rapidez.
Esta consulta tan amolada de nacimiento (que no es revocación de mandato sino ratificación, o más bien puro humo), dejará irónicamente muy satisfechas a las dos contrapartes involucradas y muy desengañados a los ciudadanos.
¿Por qué digo esto? Pongan atención.
De una forma u otra, AMLO se quedará contento porque le encanta utilizar instrumentos de democracia directa, como lo son las consultas populares. Eso le cubre su ansiedad de estar en campaña electoral permanente.
Por ese motivo armó su consulta de revocación cuando fue Jefe de Gobierno en la CDMX. ¿Se acuerdan?
Y luego la mantuvo como promesa de campaña suya en todos los comicios presidenciales donde ha participado: 2006, 2012, 2018. Esto no es nada nuevo.
Pero en el fondo de su corazón, lo que busca el Presidente son dos cosas. Por un lado, mantener aceitada su maquinaria electoral de cara a la elección presidencial del 2024.
Por el otro lado, exhibir a las autoridades electorales, con quienes tiene pleito cazado, en el sentido de que con la cuarta parte del dinero que gastan en una elección (como las federales del 2021), pueden organizarse unos comicios.
Es decir, se trata de poner en evidencia lo despilfarrador que es Lorenzo Córdova y compañía.
¿Y los del INE también ganan? ¡Por supuesto! Finalmente tendrán en sus manos una millonada de recursos públicos. Y si bien el Presidente obtendrá rajada política, ellos, en cambio, obtendrán raja económica.
Y como dice el sabio refrán: “El que parte y reparte se lleva la mejor parte.”
A nadie nos queda la menor duda que AMLO no se irá a su casa ni dejará Palacio Nacional este año. Seguirá gobernando hasta el 2024, si Dios le presta vida y salud.
Los mejores saltos mortales son los que se hacen con arnés y red de protección. Claro que así ni chiste tienen.
AMLO sabe perfectamente que cualquier error que cometa el INE lo capitalizara a su favor.
Y a la larga conseguirá controlar los órganos electorales, manteniendo su campaña permanente a través de esos mítines diarios que se llaman Mañaneras.
Como decía aquel pollito del meme de Instagram: “Se tenía que decir y se dijo”.