Monterrey.- La democracia requiere de alternancia. De escuchar voces nuevas. Con la moral intachable. Sin cuestionamientos a su labor social.
En la simulación el INE está por abanderarlos. Validar muchas de sus supuestas reuniones estatales. Resultan dudas hasta las firmas o las copias de credenciales.
Reciclan figuras sanguinarias. Corruptelas de mala fama. Sátrapas con sus harpías al hombro.
Se les permitirá competir en las boletas. Recibir donaciones. Tal vez hasta un presupuesto nuevo. Ninguna de ellas sobrevivirá a la quema del 2021. Incluso pueden jalar al PVEM y al PRD a la pérdida de su registro nacional.
Nuestra democracia es frágil. Efímera si se permite los viejos usos. La compra de votos. El acarreo de votantes. Las despensas en tropel. Los cañonazos a los periodistas. Las tarjetas electrónicas con saldo en cero. El dinero del crimen organizado. Las negociaciones en lo oscuro. Los compromisos imposibles. El blanqueamiento del flujo del efectivo.
El INE supone saludable abrir la chequera. Voltear la cara hacia otro lado. Permitir la entrada de bandidos. Deja al ciudadano una tarea ingrata. La depuración de los institutos políticos. Dirimir en los tribunales hasta el último de los recursos legales.
Con tal de no perder la vida política.
A eso vamos.