GOMEZ12102020

Macrocuenta
Tomás Corona

Monterrey.- Hice un pequeño ejercicio matemático mental acerca de un hecho por demás oligárquico e  inequitativo... El incremento en el costo del transporte urbano. Comencé a elucubrar números y más números y resultó lo siguiente: un obrero que vive en la última colonia de Guadalupe y trabaja en una gigantesca y productiva empresa de San Nicolás de los Garza, debe abordar 2 camiones de ida y 2 de venida, 4 al día. Con el aumento el gasto sube a 60 pesos diarios. 

Exceptuando el día de descanso, acude a su trabajo 24 veces al mes, lo que da un total de 1,440 pesos mensuales. Suprimiendo su semana de vacaciones, (los días festivos si va porque se los pagan al triple) y multiplicando los 1,440 pesos mensuales; por 12 meses que tiene el año, estamos hablando de 17, 280 pesos.

Ahí me detengo a pensar, ¿cuánto percibe un obrero como salario mínimo? 172.87 pesos, de allí debe “salir” para la comida, los recibos, la escuela de sus hijos, y todo lo demás. ¿Cómo le hará entonces para pagar el transporte? ¿Cómo satisfará sus otras necesidades básicas? ¿Quién lo solventará de sus pesares económicos? Como dice el cuento de Rulfo, “La providencia, Justino...”

Los incrementos económicos de cualquier tipo de producto o servicio, representan un camino seguro hacia la pauperización de cualquier sociedad del mundo.