PEREZ17102022

Matrimonio igualitario en Nuevo León
Carlos M. López Hernández

Monterrey.- Bastante tiempo ha pasado desde que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) había declarado la inconstitucionalidad del Código Civil del Estado de Oaxaca referente al matrimonio, definido como la unión entre un solo hombre y una mujer, lo cual permitía que otro tipo de parejas pudiera contraer nupcias vía civil.

Por supuesto, esta decisión de la SCJN no afectaba la soberanía de otros estados, por lo que algunas entidades federativas conservaron (y conservan) la figura del matrimonio como una figura jurídica accesible solo para parejas heterosexuales.

Sin embargo, la declaratoria de inconstitucionalidad al Código Civil de Oaxaca marcó precedente para promover juicios de amparo en aquellas entidades federativas que no modificaron sus códigos, acto por el cual los ciudadanos podían obtener amparo de la justicia federal.

Para el caso de Nuevo León, si bien no se modificó el código civil en su momento, era más práctico viajar a Saltillo, Coahuila, a contraer nupcias, que promover un juicio de amparo con el fin de obligar a la autoridad competente (que es el Registro Civil) ya que este tipo de juicios son, por más simples que sean, muy lentos.

Pero bien, esto ya no tendrá que ser así, ya que esta semana pasada se aprobó en el Congreso del Estado de Nuevo León el matrimonio igualitario en el estado, por lo cual ya no será necesario trasladarse a otra ciudad o acudir a los tribunales.

Ciertamente, es un cambio que no se esperaba. Principalmente, porque Nuevo León es un estado que es considerado con habitantes con una ideología conservadora, por lo que avalar el matrimonio igualitario sería impensable. No extraña, por tanto, que los votos en contra de la reforma hayan sido del Partido Acción Nacional (PAN) mayoritariamente.

También, en la actualidad, dicha reforma puede obedecer a un entorno que puede resultar un tanto paradojico, ya que, según estadística, las parejas jovenes heterosexuales no se interesan por el matrimonio, sino, y a lo mucho, por el concubinato.

Caso contrario con las pajeras no heterosexuales, quienes ven con buenos ojos conservar la familia y la figura del matrimonio, entre otras cuestiones que también son catalogadas como conservadoras, como la religión.

Esto provoca, necesariamente, entender que la figura de la familia va más allá de lo que se pensaba hace tiempo y como bien definió la SCJN. Por tanto, que se haya aprobado el matrimonio igualitario en Nuevo León, puede considerarse como un gran avance en el tema de la igualdad y derechos humanos.

Por último, sería importante atender esto como un progreso de política pública y no como un intento de seguir algún tipo de moda o tendencia, ya que el presente mes (junio) se ha denominado como el «mes del orgullo» en favor del colectivo LGTBQ+, donde más que sumarse a la causa de un modo legítimo, solo es propaganda mercantilista.

No por nada varias grandes empresas cambian sus logos tradicionales y los pintan con colores del arcoiris, pero hasta ahí. Basta con analizar cuáles fueron las acciones de la industria privada en Nuevo León para que el matrimonio igualitario fuera reconocido en el estado.

Por lo demás, la próxima gran noticia, en este rubro, será el primer matrimonio igualitario en Nuevo León. Hasta entonces, será importante mantener la lucha por el reconocimiento de más derechos humanos.