Monterrey.- La tormenta tropical ‘Alberto’, aparte de aliviar la sed de la población, de disipar el aire contaminado y bajar la temperatura, también trajo medidas extraordinarias en materia de protección civil y salvaguarda de la ciudadanía por parte del Gobierno del Estado.
Mediante un primer Acuerdo, el gobernador Samuel García Sepúlveda suspendió, desde las 22:00 horas del 19 de junio a las 12:00 horas del mediodía del 20 de junio, el transporte público y la circulación de vehículos, así como la realización de actividades laborales o servicios, con la finalidad de que la población permaneciera resguardada, exceptuándose los hospitales públicos y privados, refugios y albergues.
Mediante un segundo Acuerdo amplió la suspensión de la circulación de todo tipo de vehículos durante el 20 de junio hasta las 6:00 horas del 21 de junio, así como la realización de actividades laborales o servicios con las mismas finalidades y excepciones fijadas en el primer Acuerdo.
Esta medida tampoco aplicó a hoteles, farmacias, gasolineras y tiendas de conveniencia a un radio de 300 metros cuadrados de zonas habitacionales, ni a las cuadrillas de servicios públicos o de telecomunicación, ni a las actividades que por seguridad requerían la supervisión constante de maquinaria.
Tales excepciones estuvieron condicionadas a cumplir las instrucciones de las autoridades en materia de seguridad pública y permitir las supervisiones en materia de protección civil.
A pesar de que ambas medidas fueron preventivas y transitorias, recibieron cuestionamientos como si se tratara de un “toque de queda” cuasi policiaco-militar. Sin embargo, los acuerdos se emitieron con base en la Constitución Política Mexicana y en la de Nuevo León, para salvaguardar la vida, la libertad, la integridad y el patrimonio de las personas, así como contribuir a la generación y preservación del orden público y la paz social.
Lo anterior, con fundamento en el derecho de las personas a vivir en un entorno seguro, a la gestión integral de riesgos naturales, a la protección civil y a la atención en casos de fenómenos de carácter natural. Pero, sobre todo, en la obligación del Estado de brindar protección y seguridad a las personas frente a riesgos y amenazas.
Ante la tormenta “Alberto” a su paso por Nuevo León, la protección civil fue, es y será la mejor estrategia para evitar accidentes mortales, aunque no se haya logrado saldo blanco en vidas humanas, ni en daños al patrimonio familiar, ni a la infraestructura urbana, lamentablemente.
La cultura de la protección civil se debe fomentar cada vez más entre la población. Así lo exige la eventualidad de una emergencia o desastre.
El cumplimiento de las medidas extraordinarias, sin duda, contribuyó a fortalecer las políticas de protección civil y las capacidades de prevención de la ciudadanía. Y todo esto tiene que ser parte de una preparación sistemática para saber responder de manera rápida y eficaz a una contingencia.
La ausencia de medidas preventivas extraordinarias, que en su momento eran necesarias para evitar catástrofes frente a huracanes como Gilberto, Alex y Emily, son lecciones que demuestran la eficacia de las estrategias que estuvieron al alcance de nuestras autoridades estatales y las aplicaron.
Lo importante ahora es intensificar la cultura del cuidado del agua, así como concluir los proyectos hidráulicos para lograr la meta de abastecimiento sustentable del vital líquido de una población estimada en 7.1 millones de habitantes para el 2030.
Además, profundizar en el conocimiento del clima. El experto en hidrología, doctor Jaime Leal Díaz, en su libro “Mitos y Realidades sobre el Agua en la Ciudad de Monterrey”, desde el 2000 nos señaló su importancia:
“Es tan impactante el clima en nuestro desarrollo, pero tan olvidado científicamente en su dimensión económica y social. La agricultura, la ganadería, la industria, el turismo, el comercio, el transporte, la disponibilidad de agua potable, el funcionamiento del drenaje sanitario, la sustentabilidad de todos los ecosistemas urbanos y todo nuestro progreso y supervivencia lo requieren con urgencia, no solamente cuando descubrimos un fenómeno climatológico extremo como un huracán, una sequía o una onda tropical o gélida que puede resultar en una catástrofe económica, política y social”.
Atendamos el cambio climático con estrategias efectivas y seamos la generación que regeneró a Nuevo León para siempre.