Monterrey.- Encontré la paz, escondida en la pavorosa tormenta. Encontré el arcoíris, debajo de la copiosa lluvia. Encontré el amor, oculto en la máscara del odio. Encontré la alegría, en un parpadeo que dio de la tristeza. Encontré la fe, lejos del ateísmo y la ignorancia. Encontré la luz, en el envés imperceptible de las sombras. Encontré la ternura, tras la mórbida mueca de un anciano. Encontré el candor, en las mejillas sonrosadas de mi nieta. Encontré la pureza, en el transparente corazón de los infantes. Encontré la esperanza, sometida por el pasado oprobioso. Encontré el conocimiento, estaba en el libro de la experiencia. Encontré el sosiego, entre los estertores de la nostalgia. Encontré a mi prójimo, era yo reflejado en el espejo de la vida.