Monterrey.- No sé cuántos millones se les otorguen, pero da rabia pensarlo en estos tiempos oscuros de pandemia y necesidad. Cerré los ojos y me puse a imaginar la larga lista de todos los artilugios, artefactos y materiales en los cuales se gasta el dinero de una inútil, innecesaria, procaz, desgastante y fársica campaña política. Hela aquí:
- Cuidado de la imagen, no solo estéticamente, sino a través de un blindaje semi policiaco que este al pendiente de posibles
daños como rumores, chismes o parodias.
- Renta de equipo de audio, televisión y redes cibernéticas
- “Spots” en radio, prensa, televisión y en las redes en general.
- Uso de “influencers” una nueva modalidad mediática.
- Pósteres, carteles, “stickers”, botones, etiquetas, abanicos de cartón, almanaques, trípticos, tabloides, chalecos, cubre bocas,
cachuchas, camisetas, mandiles, banderitas, banderas y mantas panorámicas.
- Vehículos, gasolina, celulares, energía eléctrica, renta de espacios y tiempos para entrevistas personalizadas.
- Llaveros, abre sodas, entre otras chucherías con la imagen de los susodichos.
- Achichincles (un chingo) con un sueldillo miserable que llevan, casa por casa, los panfletos (despensas ya no, o sí) y el leve
discurso de las promesas políticas de sus patrones.
¿Se imagina usted la inversión económica que representa todo eso…? Por cierto, no sé si todavía, un buen amigo que hace tiempo contendió por un puesto político en su municipio tuvo que poner de su bolsa medio millón de pesos de los de antes “para lo que se ofreciera” en la campaña. El pobre no ganó y obvio tampoco le regresaron la lana que había “invertido”. Este asunto de la política cruzada con la economía (nuestros impuestos) está para pensarse, ¿no…?