Monterrey.- Estamos prisioneros en horrísona guerra. La economía más cruel y productiva de la tierra. Insalvable locura al porvenir encierra. El horror, a los infantes aterra. El filo de flamígera espada desentierra. La gente a su vana esperanza se aferra. La paz herida nuevamente se destierra. El odio infecundo destruye, no yerra. El amor se auto flagela y se cierra. Al rojo vivo el fierro las espaldas hierra. La agonía irremediable los ojos entrecierra. La política territorial es una perra. El despojo de todo lo valioso cae bajo la motosierra. La indolente muerte baja por la sierra. Todo se extinguirá, no habrá posguerra.