CORONA04052020V

MICROCUENTOS PARA PENSAR
Correspondencia biunívoca
Tomás Corona

Monterrey.- Milenaria, sólida, perenne, mítica, amorosa, fuerte, compleja a veces, la relación madre – hija es indisoluble. Quién sabe cuáles móviles internos motivarán a una madre o una hija para darlo todo una por la otra, es posible afirmar que todo porque las vuelve capaces de abandonar a sus otros hijos o a sus esposos si una de las dos se encuentra en inminente peligro, incluso me atrevo a expresar que darían toda su sangre si fuese necesario para que la otra viviera.
¿Qué las une…? ¿Qué las hace tan poderosas cuando se vuelven aliadas para vencer, aún al enemigo más terrible…? ¿De qué están hechos su corazón y su alma que las torna barreras infranqueables cuando toman una decisión…? ¿Qué parto luminoso le otorga tanta fuerza a un corazón femenino para defender con uñas y dientes lo que es suyo…? Nunca dañes a una madre o a una hija porque es seguro que no vivirás para contarlo…

     El energúmeno aquel jamás lo entendería. Era el típico marido opresor, pero no el macho siniestro, sino el astuto, preparado, inteligente que aprovechaba sus saberes para ejercer magistralmente el difícil arte de la manipulación.

     Discutía, vociferaba, esgrimiendo argumentos según él, válidos, para contrarrestar el efecto, nocivo para su ego, que le provocaba la segura ausencia de su esposa el 10 de mayo.

- Es el día de las madres y tu familia nuclear somos nosotros, ¿cómo que no vas a estar…?

- Ya te expliqué, mamá no está muy bien de salud y quiero pasar ese día con ella.

- Pero tu madre tiene más hijos y nosotros solo te tenemos a ti.

- Pueden celebrar sin mí y hacemos una video llamada

- ¿Y tus hermanos, harán lo mismo…?

- No, sabes bien que todos trabajan y no pueden acompañar a mamá hasta acá.

- Pues mira qué cómodos, ¿no…? Y tu como siempre, sacrificándote por todos

- Para mí no es un sacrificio, es un gusto, tal vez sea el último diez de mayo de mamá

- ¡Hace años que me dices lo mismo…! Y nada…

- No sé qué estás insinuando, pero no me gusta, no te enojes, voy a colgar.

- ¡Siempre es lo mismo…!, ¿por qué no se la trajeron para acá y acá la celebramos…?

- ¿Y la pandemia? Discúlpame, pero, así como estás, molesto no se puede hablar contigo… Luego platicamos… Regreso el lunes 11…

- Espérame, no estoy molesto, porque tienes que ser siempre tú… Tu madre está tan mal que ya no sabe ni donde está, ya ni conoce a nadie, puede quedarse su cuidador con ella, ni cuenta se va a dar…

- Pero yo sí, la conozco, la amo, eso es lo que importa… Y voy a cuidarla siempre… Dijo, antes de colgar su teléfono celular…