Monterrey.- No lo puedes creer, alguien hizo tu declaración anual del SAT, desde un banco y con una clave interbancaria que no son los tuyos y se robó los impuestos a tu favor.
Tardas un mes para conseguir la cita y hacer la reclamación correspondiente (lo virtual no siempre es tan rápido).
Te atiende una muchacha con una ensayada sonrisa y lo primero que te pregunta es quién tiene acceso a tu contraseña. Obviamente tu contador, le respondes; entonces ella lo acusa de que él o alguno de sus empleados hizo la declaración.
Comienza a salirte lo Rodríguez por los poros. El contador te había explicado que la declaración contenía datos falseados, sin embargo alguien del SAT la pasó así, pero a alguien ajeno no se lo hubieran permitido; además, el contador te ha demostrado siempre su honradez y competencia en el asunto, también lo estimas mucho y lo defiendes a morir. Cuáles datos falsos, te argumenta la empleada con su mueca-sonrisa; y le informas que todo está en las notas enviadas al SAT por el contador.
Los lee y los relee y sigue emitiendo argumentos y contra argumentos, falsos, por supuesto, que no pueden contra los tuyos, verdaderos.
Te argumenta, finalmente, que es grave la acusación o denuncia de que hay rateros en el SAT; y acabó diciendo que la declaración se hizo y ellos no pueden hacer nada.
Tú le preguntas que si no existe un área jurídica en el SAT, y te dice que sí, pero se encarga de otras cosas, o más bien no sabe de qué, según ella.
Tú le argumentas que es muy raro habiendo tantos conflictos legales y de otro tipo en esa institución; ella sonriendo, ya grotescamente, y ahora sí como despedida, dice que es la primera vez en diez años que ve una usurpación de datos; y tú para concluir le dices que entonces así se llama el delito, que el contador te había informado que son cientos de casos y no cejarás en tu denuncia hasta que caiga los ladrones del SAT que se robaron tu dinero. No es mucho, pero el hecho delictivo debe registrarse para evitar que se cometan otros. Le dices que tomarás otras medidas. El contador te había vaticinado que eso podía suceder y habría que acudir a la PRODECON (Procuraduría de la Defensa del Contribuyente), a ver si se solucionaba el problema y se reparaba el daño económico, o por lo menos que quedara un registro de este bochornoso robo al descubierto en una institución llena de candados y filtros que la hacen casi impenetrable, supuestamente…