CORONA070920201

MICROCUENTOS PARA PENSAR
Desecho
Tomás Corona

Monterrey.- Soy Pedro “X”, tengo 78 años y soy viudo. Con eso de las modas generacionales no sé a cuál generación pertenezco, pero seguro a la más jodida. Esa que pensó que nunca iba a envejecer y no previó el futuro. La que le entregó el culo al pujante sistema fabril. La que vendió su vida por un salario miserable y que ahora recibe una pensión indigna. La que nunca ahorró. La que disfrutó los vicios y placeres finsemaneros porque era la única forma de soportar la friega de la semana.

     La que tuvo “todos los hijos que Dios nos dé”, como si Dios fuera a mantenerlos. La que se declara incapaz de pagar un asilo y se ha convertido en un lastre para la familia por sus interminables achaques. La que, para lavar sus penas, llora en silencio o a oscuras, porque “los machos no lloran”. La que pensó siempre que las esposas eran incubadoras instaladas en la cama y nunca debieron sobrepasar los límites de la cocina.

     En fin, la generación de la inconsciencia. Si hubiese sido por lo menos un poco más previsor y ahorrativo otro gallo me cantara y tal vez fuera un hombre feliz. Pero no, mi vida me resulta inútil, estéril, vacía, hueca. Les dejo aquí mi testimonio. Muy tarde comprendí que el hombre es el lobo del hombre y hoy solo espero la muerte, resentido con la vida que no supe vivir.