MICROCUENTOS PARA PENSAR
Despojo
Tomás Corona
Monterrey.- Todo te lo llevaste, fue un vil despojo: la llave, la aldaba, el candado, el cerrojo. No me dejaste nada, ni la cama, el colchón, la sábana, la almohada. Te llevaste tu hierro, tu indolencia, tu poder, el cencerro. No entendí tus razones, necedades, manías, pasiones. Y me quedé muy solo, pensando, tomando, situado en otro polo. Y no sabía qué hacer, llorar, reír, gritar, correr. La casa tan vacía, austera, descuidada, fría. Se llevó hasta los cuadros, los muebles, la estufa, los retablos. También la lavadora, la tele, la impresora. El refri, los ahorros, la computadora. Me inundó el desamor, la impotencia, la rabia, sin tu flor. Y me quedé tristeando, ¿sufriendo?, cantando, gozando, y te mandé al infierno. Se acabaron mis nervios, mi estrés, mi ansiedad, mis requiebros. Me sentí liberado, bendecido, feliz, emancipado. Eras tú mi condena, mi dolor, mi cadena, ni cuenta me había dado. Te lo llevaste todo y me dejaste todo, pinche fiera…