CORONA210920201

MICROCUENTOS PARA PENSAR
El avioncito
Tomás Corona

Monterrey.- Resultó ser ambivalente, como todos los seres humanos, y más los políticos. Tiene detractores y defensores, infinitesimalmente más los segundos. Se debate diariamente entre la mentira y la franqueza. Unos dicen que está loco y otros que es el presidente más cuerdo que hemos tenido. Hay quienes admiran su activa vitalidad mientras que otros lo tachan de viejo decrépito. Unos lo acusan por considerarlo fraudulento y otros lo consideran un hombre honrado. Unos señalan que oculta un nepotismo medio oscuro y otros lo alaban por ayudar a los más jodidos. Para unos es un “mesías tropical” que pondera el comunismo (muy raro esto) y para otros un benefactor de las clases más desfavorecidas. Los “chairos” y “fifís” se disputan agria y cotidianamente su hacer socio político en las redes digitales y en lugar de exhibirlo o demeritarlo, lo engrandecen.

     En fin. Unos pretenden FRENArlo mientras que otros lo empujan hacia la cúspide de la historia política mexicana. Creo que, con el avioncito, ya convertido en leyenda urbana nacional, sí la regó. Todavía me pregunto, ¿para qué venderlo…? ¿por qué no lo usa y ya le para a todo ese asunto y ya…? Confiando en que no me linchen por decir esto, con toda la dudosa parafernalia económica que se generó alrededor de la mentada rifa, se hubieran regenerado 10, 100, 1000, 10,000 asentamientos humanos pobres, como “los cinturones de miseria”, los cruelmente llamados “polígonos de pobreza” (En la pomposa Monterrey los tenemos) o los insalubres lugares en los que viven los pueblos originarios… Pero, por su poder como metáfora mediática, seguiremos duro y dale con el pinche avioncito, ya lo verán…