GOMEZ12102020

MICROCUENTOS PARA PENSAR
El grumoso
Tomás Corona

Monterrey.- Llegó con toda la parsimonia posible hasta la caja del viejo restaurante y le dijo a la muchacha. “¿Me la cambia, por favor?” Hábito ensayado quizá por meses, años. El grumoso sujeto, chaparro y enjuto, ropa de taller un tanto harapienta, sacó una pesada bolsita con moralla y se puso a contarla en la mesa de al lado, que se encontraba vacía. Acumuló cinco montoncitos de 100 pesos cada uno y le restaron 32 pesos sueltos, que volvió a poner en su preciada bolsa, mientras que la cajera le entregaba un flamante billete de 500 pesos. “Antes de las 6 vengo para que me cambie lo de la tarde”, dijo. Se desataron en mí el asombro y la estupefacción. La deducción era simple: el lavacoches y acomodador de los mismos percibía aproximadamente un salario diario de 800 pesos “libres de polvo y paja”; es decir, todo para él, sin pagar derecho de piso ni impuestos. Infortunadamente, otra deducción innegable es que se lo echaría en caguamas, una carne asada pa’ la raza, con las putas, o comprándose la última camiseta del equipo de futbol de su preferencia...