Monterrey.- Ataviado con ropajes estrambóticos y una trompeta que anunciaba su llegada, cantaba sus hazañas de pueblo en pueblo, y las de otros, y contaba historias épicas sobre seres míticos, cruentas batallas, extraordinarios héroes, princesas cautivas, hazañas fabulosas… Hasta que la televisión vino a reemplazarlo y las redes sociales acabaron por darle el tiro de gracia. Fue así como su viva, poderosa y convincente voz se extinguió para siempre…