MICROCUENTOS PARA PENSAR
El vicio a su servicio
Tomás Corona

Monterrey.- Cada quien se paga su vicio, se supone, los hay: alcohólicos, viajantes, cocainómanos, fumadores, ludópatas, mariguanos, apostadores, futboleros, beatos, sexosos, tracaleros, en fin. Cuando rebasan los límites es entonces que comienzan a perderlo todo: amigos, casa, familia, coche, salud y a nadie parece importarle hasta que siente pasos en la azotea o pasos que lo llevan a la cárcel y sin pretenderlo, aceleran su fin existencial o transforman su vida en un infierno para ellos y sus familias. ¿Qué hacer...? Simple y llanamente no permitir ser enajenados ni alienados por la mercadotecnia perversa que movilizan los grandes consorcios y que orillan a cualquier ser humano, si se deja, a sucumbir en las garras del aberrante y violento fanatismo o caer bajo la pesada rueda de las adicciones. ¿Cómo hacer…? Educarse, reeducarse, ser crítico, juicioso, autodidacta… ¿Me entendió compadrito…?