MICROCUENTOS PARA PENSAR
Errabundo
Tomás Corona
Monterrey.- Harto ya de ser hazmerreír del teatro del mundo, paño de lágrimas de los devaneos, bote de basura de las psicosis, quimera de los sueños, oasis de los requiebros, catalizador de las inseguridades, bufón de la corte, costal de boxeo de los traumas, salvaguarda de los secretos, postrero hálito del moribundo, payaso del rodeo, efluvio de los pesares, catapulta de los triunfos, sinuoso camino de la tristeza, último pataleo del ahogado, cuña para el alivio, desanudador de entuertos, seguidor de las buenas causas, exégeta de las metáforas, catapulta de los aherrojados, hacedor de vasos comunicantes, andamiaje de los mutilados, refugio para los desposeídos, rosa blanca para los solitarios, aquel pobre hombre decidió pasar a mejor vida; pero no se suicidó, ni murió, ni cosa parecida; decidió desnudarse de todos los atavíos que lo cosificaban, liberarse de las ataduras emocionales que lo disminuían y se fue saltando entre los charcos que dejó la lluvia cálida de abril.
Era un poeta…