Monterrey.- ¿Quién controla, abre y cierra, la poderosa esclusa que permite pasar lo prohibido y prohíbe el paso a lo permitido? Cómo construir nuevas banquetas donde ya existían y no arreglar las que están resquebrajadas por raíces de árboles no nativos o mal sembrados. Invertir fuertes sumas de dinero en proyectos y eventos educativos alejados de la realidad escolar con nulo impacto en las aulas de clase. Dejar que los niños y jóvenes vean libremente Drag Queens en un conocido y chocante programa televisivo local, mientras se prohíbe a estas extravagantes damiselas aparecerse siquiera en un conservador y retrógrado municipio. Malgastar nuestros impuestos en el cuidado de la imagen de los políticos, aunque la mayoría de ellos y su “photoshopeada” efigie sean frontalmente rechazados en el gusto del pueblo y de la gente pensante. Darle más valor a un evento “fest”, el que usted guste, que a un acto netamente cultural. Hacer uso indebido de las áreas verdes de un parque público en aras de una comercialización voraz, desmedida e inicua. Tergiversar los fondos del erario público en pequeños paraísos privados, creados y fraguados en “lo oscurito”. Hacerse los occisos, los responsables de regular los viáticos que se otorgan a los funcionarios de todos los niveles, incluidos los afanadores y secretarias. Mentir ante la cámara y en las redes sociales, acerca de la tristísima realidad en que perviven algunas escuelitas olvidadas. Convertir la feria del libro, otrora económica, brillante y singular, en un mercado donde escritores y editoriales, con tal de figurar, se venden al mejor postor. Encubrir la malversación de fondos y el enriquecimiento ilícito, aún de los funcionarios de segunda. Entre otras barbaridades como estas… ¿Quién tendrá el poder de abrir y cerrar la desvencijada y corrompida esclusa de la ignominia?