Monterrey.- ¿Qué hace en este tiempo aciago la fauna literaria…? Liba copas de hastío aderezadas con arsénico. Permuta humores sudorosos con las pálidas y ojerosas musas. Atesora naufragios en los que navegan sus oxidados textos. Sorbe tragos edulcorados con ácida rutina. Mata el tiempo con balazos de versos embargados por la amargura. Gruñe acorralado en la jaula de su melancolía. Añora el tráfago de su andar como animal nocturno. Acomoda los trozos fragmentados de su desposeído linaje. Deambula entre las sombras de sus pasadas glorias y su oscuro presente. Deglute resacas nocturnas inoculadas de insomnio. Se rasca impúdicamente las verijas marchitas. Incuba en su vientre mental personajes fabulosos que nunca nacerán. Cuenta las horas para bien morir (o mal vivir) sin fama y sin fortuna que de por sí nunca poseyó…