Obvio decirlo, hace años le ganó el trono el populachero y enajenante futbol soccer y sus excesivas ganancias para los dueños de los equipos y de las marcas que los patrocinan.
La charrería quizá se esté extinguiendo, pero alegóricamente sigue más viva que nunca, porque a cada rato nos hincan las espuelas en la por demás jodida economía familiar, nuestros enajenados cerebros están herrados por el consumismo, cada rato nos miden con la cuarta de cuero y nos ponen la montura de la mediocridad educativa. ¡Ah…! Y algunos, sobre todo los políticos son expertos en florear la reata (de la corrupción).
¡Qué le vamos a hacer!