PEREZ17102022

MICROCUENTOS PARA PENSAR
Graduarse
Tomás Corona

Monterrey.- Desde tiempo inmemorial la venalidad se ha posesionado de todo y de todos; o, más bien, ha sido poseída por mercaderes perversos, como aquellos que Jesús arrojó del templo, a quienes no les importa vender a su propia madre con tal de recibir a cambio alguna ganancia. 

Las instituciones escolares tampoco pudieron escapar a ese yugo venal y productivo que ha enriquecido a más de un directivo deshonesto. La variedad de productos expendidos y ganancias no es corta: útiles escolares de marca, uniformes, playeras, tenis, rifas, cuotas (que casi nadie paga), la cooperativa o “tiendita escolar”, paseos, cooperación “voluntaria” para los eventos… 

Entre otras chucherías, gustitos, asambleas y festivales que se realizan durante el ciclo escolar, ante el beneplácito de los apapachadores y derrochadores “pater familias”, que no les interesa desembolsar su “lana” con tal de ver lucirse a sus vástagos con un caro vestuario, rentado o comprado, da igual. 

Escuelas perdidas en el formalismo vistoso y superficial que oculta o deja de lado el importante fondo académico. Cuando ambos, fondo y forma deben ir a la par en la formación de los alumnos. Es decir, el arte es tan importante como la matemática, pero nunca debe desbalancearse ese equilibrio hacia el peligroso extremo de la frivolidad en el que todo parece estar bien, pero no es así. Las calificaciones de la mayoría de los alumnos, incumplidos e irresponsables, lo evidencian.

Hay otro asunto bastante venal, por cierto, el impactante y oneroso despliegue manifiesto en las “graduaciones” de los instituciones escolares de educación básica: preescolar, primaria y secundaria cuyo derroche es inminente. Graduarse del “jardín”, de la primaria o de la “secu”, con anillito de oro, toga, birrete; ceremonia oficial, fastuoso festival artístico, flamante maestra de ceremonias, chingos de flores, alfombra roja; “set” para fotos con globos y peluches, renta de aparatos, tecnología de punta… Más un “pachangón y bailongo” por la tarde noche, con comida “gurmet”, vino tinto, grupo en vivo, sin faltar el animador y el mariachi, por supuesto; “smoking”, chaquira, plumas y lentejuelas; ¡ah!, y tacones de aguja (los papis y mamis) para festejar pomposamente la obtención del grado de sus querubes… ¡Par favaaaarrr! 

De esos niveles básicos no debería graduarse nadie, ni de ningún otro. Acaso el obtener el grado de “master” o de “doctor” sí lo amerite y eso también queda en tela de duda por el montón de ateridos “masters” incapaces de cambiar su manera de enseñar y un Olimpo de “títulos sin doctor” que andan por allí, “lambisconeando” algún puesto en las instituciones educativas. 

¿Tiene usted idea de cuánto se gasta en una “graduación” de cualquier nivel educativo? Se lo dejo como tarea.