GOMEZ12102020

MICROCUENTOS PARA PENSAR
Hembrismo
Tomás Corona

Monterrey.- Tanto empeño en demeritarlo todo aún a sabiendas de su poderoso y ancestral matriarcado fraguado en el silencio caluroso de la hornilla, de su inmensurable y mágica capacidad para parir, de su poder de convencimiento utilizando todas las argucias posibles, incluso la deleznable manipulación. Ellas son capaces de iluminar desde la sombra, de multiplicar prodigiosamente el vino, los sagrados alimentos, así como el volátil y escurridizo dinero. Las que son madres dan su sangre, toda, para que sus descendientes vivan.

     Ellas son y serán siempre las dueñas de un mundo descompuesto por falsos patriarcas que las utilizan para ese recalcitrante fin. Las cultas son todavía una pauperizada minoría y su púlpito, más parece un olimpo feminoide. Las ignorantes, abarrotan las cocinas, los mercados, las lavanderías, la calle y aún abundan aquellas “quita-botas”, “hazmelotodo” que lavan los calzoncillos embardunados con semen de las amantes de los violentos e intransigentes machos que tienen por maridos.

     Ellas no solo componen las cosas del hogar, lo arreglan todo, corazones rotos, sueños pesadillescos, almas desvalidas, conflictos filiales, llantos justificados, miedos nocturnos, en fin, arreglan mundos en todos los sentidos y en su regazo cabe el universo. Sé bien que para muchas de ustedes la realidad es desquiciante: las acosan, les roban sus derechos, las asedian, las violan, las matan y soy el primero en defenderlas a ustedes y a su causa. Sé también que la ley no las protege, como en el caso de las muertas de Juárez, ya casi olvidadas, créanme, me duelen tanto como a ustedes.

     Mujeres raptadas, desaparecidas, violentamente asesinadas y tiradas en la basura como un fardo y a nadie parece importarle, y nadie hace nada por remediar tanta crueldad. Yo sí. Creo entender la esencia de su feminismo, ser mujeres maravillosas sin perder la dignidad, con los mismos derechos y obligaciones que tienen los hombres y hacerlos respetar. Pero también creo que el feminismo radical, signado por la violencia, desembocará en un férreo y avasallador hembrismo muy, muy parecido al machismo.