Monterrey.- No mi rey, yo no puedo creer en tu Dios, ese Dios bondadoso y justo que dices… Siempre me he preguntado donde estaba cuando ultrajaron y asesinaron a mi madre y luego me violaron a mí, aquellos perversos depravados… ¡Tenía 7 años…! Y se fue canturreando, por la solitaria calleja, entre efluvios de tabaco y alcohol… Sus llamativos tacones de transexual resonaban tristemente en las frías baldosas…