GOMEZ12102020

MICROCUENTOS PARA PENSAR
La doña
Tomás Corona

Monterrey.- No es María Félix, aclaro, esta doña no es tan poderosa como lo fue ella, puta no lo sé. Llegó con dos escoltas, era fácil adivinarlo por el traje oscuro y la pistola en el cinto. Su entallado vestido largo y su peinado austero me hicieron recordar al personaje femenino del “Tango negro” de Belisario Jesús García. Llena de orgullo, caminaba airosa, segura, erguida, como flotando. La mar de gente se abría a su paso como las olas de la cita bíblica.

     Todos la miraban incrédulos, curiosos, con los ojos llenos de morbo. Avanzó por el ancho pasillo repleto de coronas, ramos y flores que llegaron de muchas partes, su porte de duquesa iba silenciando el murmullo de los deudos que la veían con recelo. Llegó hasta la capillita de velación que lucía exageradamente iluminada por las luces led. Se situó frente a ella. La miró a los ojos, como retándola. Un olor a muerte sublimó el ya de por sí enrarecido aire de aquel sitio fúnebre. El hombre colocado dentro del féretro ya no escuchaba, ni veía, ni sabía, ni sentía absolutamente nada… El silencio se tornó asfixiante. Con aplomo y firmeza, la misteriosa mujer ataviada de negro, dijo:

          - Déjeme a solas con él, señora…