Monterrey.- Nació entre pañales de seda y oro, manjares y perdices, dádivas y mimos de los criados, rodeada de lujos, de las últimas novedades europeas, jamás ha carecido de nada en cuanto a lo económico, en lo afectivo sí, lo tiene todo pero en realidad no tiene nada, en cualquier rincón de la ostentosa mansión en que vive, siempre está abstraída en sus pensamientos pensando por qué la vida es tan “injusta” con ella pues no puede salir a jugar como otros niños y las rígidas reglas con que la tratan le hacen pensar que sus padres, a quienes casi nunca ve, realmente no la aman. Es como todas esas niñitas cursis clasemedieras, tan independientes, rebeldes y a la vez tan inmaduras e inseguras que padecen una angustiosa soledad y un nerviosismo permanente, por el desafecto de su familia…
La infanta creció y encontró en el estudio un escape a su huraña existencia, nerd, rica, sensible, creativa, todo estaba bien, sin embargo, los colegios y universidades a los que asistió estaban igual que ella, siempre alejados de la realidad y la lucha por la sobrevivencia en cualquier ámbito, aun entre los ricachones donde se torna mas cruel, aquella muchacha solitaria logró forjarse una identidad propia, una personalidad definida y un carácter firme, pero en cuanto a sus hábitos y costumbres seguía perviviendo en una burbuja desde la cual desdeñaba a los pauperizados, es decir, no entendía por qué en el mundo existe gente pobre o miserable.
Un día se le ocurrió jugar a la política y por su “expertise” fue colocada, por sus nexos e influencias, en la cúpula más alta del poder, a sabiendas de que, desde allí, desde una visión cupular, las cosas se ven de manera holística y no tendría que cruzarse con la mundana muchedumbre que le provocaba náuseas, teniendo en cuenta su poder, su riqueza, finura y elegancia, pero, “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”, y era incapaz de verse en el espejo de su fealdad. Con todos sus lauros hoy dirige los destinos educativos de un estado, infortunadamente, sigue situada lejos de la realidad, sobre todo de la realidad escolar, la que solo ve a través de números que no dicen nada, estadísticas falsías y maquillados informes.