Monterrey.- La familia entera agazapada en el umbral de la ventana de la tienda de conveniencia. Todos bajitos, sureños, morenitos, esos que son carne de cañón para los depredadores discriminantes e ideales para la simulada e hipócrita foto de los políticos en turno. Un bebé, tres niños medianos y una jovencita, ¿por qué tendrán tantos hijos sin futuro…? Eso sí, todos con un sencillo cubre bocas que seguro les hizo la madre. Unos vendiendo mazapanes, otros, chicles y los señores, manzanas cubiertas de melcocha dura, ¿cómo le harán para elaborarlas, para comprar los chicles y mazapanes? ¿Habrá alguien detrás explotándolos…? Piensa mal y acertarás…
El joven ingresó muy campante a la tienda, era una mezcla de “millennial”, no sé si “nini”, “emo”, cabello largo, tatuajes, con toda la finta de esos que trabajan, en lo que les da su regalada gana, como “outsourcing”, o no trabajan y papi paga todos sus excesos, un joven de hoy, pues, uno de esos que los viejos vemos y consideramos como extraterrestres.
El acto que realizó me dejó atónito. Llamó al señor que estaba afuera, le preguntó si ya habían comido, (eran pasadas las 3 de la tarde), le dijo que no, entonces el joven le pidió que escogiera lo que quisiera del anaquel de alimentos fríos para que sus hijos y esposa comieran algo, rojo por la pena, el chaparrito moreno eligió unos “sándwiches”, unas “pizzas” pequeñas, un “baguette”, entre otros alimentos, infinitamente agradecido con el chavo, quien le pidió a una de las empleadas que los calentara y que le permitiera a la familia pasar a comer a un pequeño estante para que no comieran en la calle. De mala gana la regordeta mujer aceptó. Nunca vi a una familia más feliz.
El joven sacó su tarjeta dorada, puso las cervezas y los cigarros en el mostrador y dijo, cárguelo todo a mi tarjeta y se fue tan orondo como cuando entró, pero ahora con una sonrisa en los labios, por cierto, parecía más real, más humano, mientras la pauperizada familia prácticamente devoraba los manjares que él les regaló. Como nos equivocamos a veces al juzgar la maldad y la bondad de las personas. Pensar que la maldad se oculta en la sonrisa más ingenua de una criatura y la bondad en el corazón del más despiadado asesino…