GOMEZ12102020

MICROCUENTOS PARA PENSAR
Miserabilidad
Tomás Corona

Monterrey.- Harto de su exasperante estilo de vida, aquella tarde Pablo había decidido marcharse. Ella nació rica, ataviada siempre con la última moda, habitaba en un mundo de marcas, frívolo y ostentoso, como todo su entorno falaz de amigos comprados y empleados que más bien parecían súbditos de una reina. En eso se gastaba su dinero, en adquirir todo lo necesario para prolongar su exuberante belleza femenina, a tal grado de negarse a tener descendientes. Su vida tenía que ser perfecta, o al menos parecerlo, porque nadie, exceptuando a Pablo, escuchaba sus lamentos nocturnos de llorona solitaria en la enorme casa que había convertido en un modernizado castillo medieval. No parecía humana por carecer del más mínimo destello de sentimientos, eso sí, era experta en derrochar odio, sarcasmo, crítica destructiva y, cada vez que podía, humillaba dolosamente a quien tenía cerca, sobre todo a Pablo, éste nunca acabo de entender la desquiciante manera de ser de su esposa. Mientras conducía aquella tarde gris de despedida, sonó en la radio una canción por demás oportuna… “De qué te sirve tu elegancia y tu hermosura, si naciste destinada a ser basura… Escoria humana de mujer perdida, que naciste con el alma envilecida…”