Monterrey.- Ni ANTIAMLO ni AMLOVER. Pero he visto como mi jodido país va cambiando muy, pero muy lentamente. Jamás pensé que alguien se atreviera a suprimir la jugosa pensión y la onerosa escolta de presidentes parásitos. Ni chairo, ni fifí. Estoy convencido que el divisionismo que provocan las castas sociales, aunque en ambos casos haya gente con un alto grado de eticidad y su antípoda, es el que ha desgraciado al mundo. Ricos pobres y pobres ricos, en todos los sentidos, abundan en la sociedad mexicana. Ni político, ni apolítico. Es imposible ser apolítico. No sé si sobrevenga una dictadura o un golpe de estado, o se esté inaugurando un nuevo presidencialismo. Pero mover una maquinaria oxidada y corrupta, estancada por tantas canonjías y poder mal repartido, apenas podía moverla alguien muy fregón, aunque le llamen “El mesías tropical”. Ni activista, ni inactivo. No creo en las marchas, sé de buena fuente que absolutamente todas están manipuladas, desde dentro, desde abajo, desde “los sótanos del poder”, ¡Jajajajajaja…! Ni socialista ni capitalista. Estoy consciente de mis responsabilidades y derechos como ciudadano, soy un hombre de paz, pensante, y tengo un trabajo honrado, todo lo que tengo me lo he ganada a pulso, sin embargo, he perdido la batalla contra la corrupción en todas las contiendas legales que he padecido. Y si, abomino el hecho de que los empresarios se queden con la plusvalía de los artefactos que fabrican los obreros. Que al presidente en turno lo juzgue la historia, aunque sea otra historia, comúnmente falseada, la que se cuenta en las escuelas.