Fuga incontrolable de metanotiol en diversas tuberías de gas que datan de hace más de 6 décadas, que alarmó a los ciudadanos, mas no a las autoridades. Todas las brujas arrojaron huevos podridos para conjurar el mal social que aqueja a la Sultana del Norte, sin lograr su objetivo.
Un raro gas elon-gado que se inoculó en el ambiente para acabar de convencer a quienes no están de acuerdo con la “gigafactory”. Un descuido del encargado de cerrar las llaves del gas en Cadereyta, que se trasminó por algunas tuberías de la urbe y brotó por las alcantarillas.
Por cierto, nadie ha dado ninguna explicación acerca del inexplicable hecho, ni se ha adjudicado la responsabilidad de haberlo provocado. Ni los grupos terroristas hacen eso, caray, qué cobardes e inconscientes los culpables de la odorífera pestilencia.