Monterrey.- Parado en el filo del abismo, sentado en la ojiva nuclear, aplastado en la silla eléctrica, acostado en la cama del faquir, doblado por insufrible daño físico que minaba poco a poco su existencia, esperaba la tierna, dolorosa, fiel, cándida, misteriosa y justa muerte… Pero Dios, el creador, Yahvé, el cósmico, el todopoderoso, Jesús, el Señor, el buda iluminado, las diosas… ¡La hermosa vida…! Le tenían deparaba una sutil, inexplicable, milagrosa, sorprendente, agradable y sin par sorpresa...