Monterrey.- Siempre fue su trauma desde niña, tener chichitas pequeñas, cuando era adolescente parecía una tabla la pobre, le decían “La maga”, nada por aquí, nada por allá, aunque hay que reconocer que tenía unas nalgas interesantes, pero pechos no, fue poco agraciada, seguro llegó al final en la fila de la repartición. Cuando maduró más se veía muy bien, su cuerpo esbelto, trasero levantado y senos pequeños, pero ella seguía con su trauma. Usaba “brasieres” rellenos y otros artilugios, pero no la convencían. Un día se hizo alcaldesa y ni tarda ni perezosa se mandó hacer unas sendas “pechugotas” que enmarcadas por un tremendo escote fueron la sensación para propios y extraños, la “tabla” entonces se convirtió en “sirena”, se veía rara con tan abundantes atributos de silicona y no fue feliz para siempre, como acontece en los cuentos, una “bubi” se le infectó, la otra se le pudrió y al poco tiempo perdió la batalla contra el cáncer de mama.