Pásele “don”, disculpe que traigo mi carrito un poco “cochinón”, pero tengo dos “güerquillos” y son muy desmadrosos. No se espante con mi finta, tengo las orejas aguadas porque traía unos aretotes, de esos redondos, pero ya me los quité. Y la nariz hecha bola porque también traía un “pirsin”, una argolla, como los toros, pero también me la quité a la chingada. ¿Ve estas cicatrices en mis cachetes? Eran de cuando me rasguñaba la cara y me arrancaba pedazos, por el “cristal”, pero ya lo dejé. Estoy en rehabilitación, ¿sabe?, dejé el vicio por mi morra y mis chavitos, ellos no se merecían la vida que les estaba dando, siempre “pedote”, mariguano y en el tambo y ellos pasando penas.
Y mi ropa “rompida” y llena de “abujeros”, “pos” esa sí, soy un “pinchi cholo” y eso nadie me lo quita, ¡jajaja! Los doctores solo me dejan fumarme, de vez en cuando, un “churrito”, mire, aquí lo traigo. No sé por qué salió uno medio “motorolo”, si mis “jefitos” son buena onda. Él es albañil de profesión y ella “pos” ama de casa, como les dicen a las “ñoras” que no trabajan. Ya he estado dos veces en rehabilitación, pero siempre me gana esta “chingadera”; es más, allí dentro, con los mismos “loquitos” la conseguía.
Qué le cuento, una vez desconocí a mi madrecita y le puse una “putiza” que, si no llega mi “apá” la mato, nomás porque no me dio de cenar, ¿usté cree?; pero no era yo, era el “pinchi” diablo que se me había metido. Fue cuando fui por primera vez a que me ayudaran, pero “nombe”, allí adentro son bien “ojeras” y te tratan muy mal… Me escapé… y seguí con mi vida como pude, pero “esa madre” no te suelta, pero ahora sí, ya tengo dos chavillos y diosito me ha de ayudar. ¿Zaragoza y Morelos? Ya llegamos “don”, son 80 “varos”
Cautivo en mi turbación, entre monosílabos y mis nervios destrozados le di un billete de cien, como pude, bajé de aquel inminente peligro que me atosigaba. –Quédate con el cambio…
Gracias, diosito me lo bendiga… Y se fue tarareando “La china y el pelón”, pegajosa y profunda canción de mi amigo Joaquín Hurtado, que sonaba en la destartalada radio de aquel singular taxi.