Monterrey.- Llegas, te percatas de inmediato que la planeación estratégica dio los resultados esperados. Un túnel “sanitizante” colocado en la única entrada. Galones con gel colocados matemáticamente en cada pasillo, en cada acceso a las escaleras, en cada aula. Una caja con 50 cubrebocas desechables en cada escritorio. Los bancos, con un protector plástico atornillado a cada uno de ellos, separados 1.50 mts. para las clases escalonadas en los distintos horarios, lucen desinfectados y relucientes. La dependencia gubernamental encargada del ramo educativo aseguró el abasto de los productos desinfectantes necesarios para, por lo menos tres ciclos escolares, así como de la dotación de un kit mensual para los profesores que incluye los implementos básicos: gel, cubrebocas, termómetro, careta, guantes… Docentes, alumnos y directivos plenamente concienciados acerca de la importancia de proteger la salud a toda costa.
Se aseguró legalmente, aun con el coste económico que implica, el acceso a internet en todos los rincones del edificio escolar. Los “software” acordes a cada contenido de los nuevos programas, diseñados por colectivos docentes de cada grado, de cada nivel, también están listos para hacer realidad la metodología hibrida de enseñanza. Hay un pizarrón electrónico, equipado con todos los implementos necesarios, en cada una de las aulas de cada institución escolar. Aprendimos, con la pandemia, las múltiples posibilidades didácticas de la virtualidad. Los docentes de la vieja guardia fueron capacitados a través de talleres itinerantes programados por la Coordinación de Tecnología Educativa que, gracias a la efectiva participación de los profesores, resultaron exitosos. Cada docente recibió en comodato una laptop y un celular de última generación (sin posibilidades de revenderlos) para facilitar el desarrollo de las clases.
Una labor titánica, onerosa pero necesaria, para asegurar la salud de los niños y jóvenes de todo el país, es decir, las medidas sanitarias y el abasto de materiales e implementos tecnológicos se efectuó en cada plantel educativo en toda la extensión territorial que ocupa la Nación. En cada caso, el protocolo de salud fue operado y concretado al “pie de la letra”, incluso los padres de familia fueron convocados a cursos en los cuales se les explicó la imperiosa necesidad de apoyar a sus hijos durante las clases virtuales y se les instruyó en el uso didáctico de las herramientas tecnológicas básicas. En estas condiciones, seguramente competiremos muy pronto, en lo educativo, con los países primermundistas… Pero no se ilusionen, estos hechos no acontecieron en México, si no en Japón. Aquí en nuestra amada Patria, el pasado y el futuro se aglutinan, para mal, la simulación sigue siendo efectiva y a todos nos consta que el sistema educativo mexicano es inamovible…