Cómo se atreve a arriesgar su vida de esa manera tan torpe, al abordar un camión urbano que no está preparado para atenderla y cuyo chofer poco respeta a los usuarios… Cómo se atreve a cargar con su silla de ruedas y solicitar el apoyo de humanoides que olvidaron el amor al prójimo si apenas puede articular palabra…
Cómo se atreve a no avisarle a su familia, esposo, hijos para que la acompañen (¿los tendrá?), a sabiendas de que no puede valerse por sí misma… Cómo se atreve cargar con esa penosa enfermedad (¿será miastenia gravis?) y enfrentar ella sola la crueldad de este mundo… ¿Cómo se atreve? Qué deleznable resulta la atención a la minusvalía en este Nuevo Reino de León…
Quizá en “Neolandia” las cosas sean diferentes, pero la burda y desquiciante realidad no engaña a nadie…