Cita usted a la “RAE” (Real Academia de la Lengua Española) para aclarar el asunto de la controversial palabreja “todes”. Paso a comentarle que, tanto la “RAE”, que rige y aplica en España, como la “Academia Mexicana de la Lengua”, que es un parangón en México de aquella; son agrupaciones políticas, más que de índole normativo-lingüística, un tanto obsoletas e innecesaria, y cuyos ilustres miembros viven del erario público (como los millonarios jueces que “maman de la urbe” del Tribunal Superior de Justicia en nuestra vejada Patria).
La aceptación de un neologismo (vocablo nuevo) se determina por su uso en el contexto cotidiano, en el seno de una sociedad y no precisamente en el nicho de los ricachones , sino en el pueblo, en la “vox populi”, más allá de la expresión “vox populi, vox Dei”, que tiene una profunda connotación religiosa.
Eso que describo aconteció en su tiempo con la palabra “onda” y el verbo “cantinflear”. ¿Conoce usted el lema de la RAE? Dice a la letra: “Limpia, fija y da esplendor”, se supone que al lenguaje, pero más bien parece un comercial de un jabón. ¡Jajaja! A ese grado llega su anacronismo y obsolescencia. Por cierto, los miembros de esa realeza fueron quienes votaron por la desaparición de la “ch” del alfabeto internacional, borrando de un plumazo el singular aporte de nuestras lenguas precolombinas: “chocolate” quedó como “ocolate”, “chicle” como “icle”, “chilaquiles” común”ilaquiles” y como dijo un buen amigo profesor para nuestro divertimento: “No, po’s esto está de la “ingada”, ¡jajaja! Acertadamente omitimos la absurda regla y el uso de la “ch” se impuso.
“Échele un ojo” al romanceamiento del castellano para que entienda cómo “petaca” evolucionó hasta convertirse en la palabra “maleta”. Es decir, el lenguaje está vivo y se transforma de manera constante, aunque en la escuela se empeñen en diseccionarlo y disecarlo, es decir, matarlo.
Buena suerte, de mi parte, a la singular y polémica palabra “todes”, incluidas sus variantes lingüísticas, a favor de esos vituperados y excluidos grupos minoritarios cuya existencia es palpable, real, como los transgénero y los no binarios. Ojalá y “todes” sobreviva a la mordacidad mediática de la cual es ahorita su principal víctima. Lo del fenecido “comunismo”, que supuestamente renace en los libros de texto, lo dejamos para otra ocasión.