¿Cómo es que llegue a esto? –se pregunta una voz sacudida por el insomnio.
Algo hiciste –responde su alter ego.
Sí, pero todo estaba amarrado, no tenía por qué llegar a este punto, en el que tengo que renunciar a salir del país a cumplir con una de mis responsabilidades, que es la de promover el destino turístico.
Algo hiciste –le vuelve a responder su alter ego.
Pero, qué he hecho –agregó–, que no sea servir al pueblo de Mazatlán. Acaso no ves una ciudad más funcional, cada día con mejores servicios, bonita como pocas del país.
Algo mal has hecho –insiste esa voz de su conciencia.
La culpa la tienen mis enemigos, el gobernador y los miembros del Congreso del Estado. Son unos cabrones.
Algo hiciste para tenerlos de enemigos –lo cuestiona la voz, alzada de tono.
Bueno, sí, quizá, no haber dado una tajada del poder municipal; ¿acaso no te acuerdas de mi pleito con Héctor Melesio, que quería lo suyo, luego de que el PAS me llevó como candidato? No le bastó tener regidores y que le haya contribuido para que tuviera siete diputados.
¿Acaso no era ese el trato, el arreglo para la nominación a alcalde? –le inquiere la voz.
No.
¿Cómo qué no?, si es lo que corresponde con los aliados electorales –reclama la voz.
Se hace un silencio, mientras frente a él se oye el chasquido de una ola que ataca, dejando una estela de burbujas blancas sobre ese gris más inoportuno que nunca.
Bueno, sí, pero si lo hubiera aceptado, me hubieran chingado desde la administración y desde el Cabildo. Y el poder no se comparte, se ejerce, ya lo decía Maquiavelo, que sabía mucho de esto. Pero, eso no es el problema de hoy, que tiene otras aristas y personajes.
Amigo, es todo, ¿no te das cuenta? –lo regaña un molesto alter ego.
Sí, pero hay que ponderar; no es el mismo peso el del gobernador que el del líder del PAS; no es lo mismo el líder del Congreso del Estado, que los regidores de este Cabildo.
Sí, claro, sin duda, pero sumado todo es una bola de nieve; y si no haces algo, va a terminar por arrasarte a ti y a los tuyos –aclaró la voz, exasperada.
La figura rolliza expiró hondo, buscando encontrar en el aire marino un halito de fortaleza, esperanza; pero resultó vano, sintió que sus fuerzas se debilitaban y el insomnio le provocó un largo bostezo.
Caramba, tuvo que ocurrir todo esto cuando está en puerta el viaje a Madrid, para traer turistas españoles al puerto; y al Emirato Árabe, para apoyar a mi amigo el Zurdo Ramírez, en su pelea con el ruso Dmitry Bivol.
Eso también es lo que te jodió. Tu propensión a la pachanga, los viajes, la frivolidad, y que te la das de garañón –le dijo una voz cada vez más exasperada.
No voy a ir Madrid, porque si me voy, capaz de que cuando vuelvo me encuentro a un interino a cargo de la alcaldía y este estará esculcando todo para joderme.
Vaya, hasta que empiezas a cavilar sobre dónde estás parado –le dice la voz, con cierto aire de consideración.
Pero voy a mandar a mi gente a Madrid y con la Banda del Recodo, para que se enojen y con todos los gastos pagados. Faltaba más.
Ya ves, no cambias, y sigues provocando a los mazatlecos y a las autoridades estatales; acaso no recuerdas que en 2019 te fuiste a Madrid con 90 invitados; y desde entonces no has podido fletar un solo vuelo a Mazatlán; y por lo tanto, la única española que vino es la esposa del doctor Lewis; y en el futuro el catalán Jordi Bartrina, quien será huésped, no de Berdegué, sino de amigos –dijo la voz con un dejo de ironía.
¡No me chingues!, tú sabes que esto no es de un día para otro; y lo bueno, esta vez, es que Quirino Ordaz nos va a ayudar y va a tener todo preparado en la FITUR.
Oye, pero si Quirino ya consiguió vuelos para Los Cabos y aquí nada –le recordó la voz.
Entonces el hombre de la figura rolliza se dio la vuelta y vio en la arena una lata de cerveza vacía que pateo con ira; y se fue caminando por la playa, mientras el cielo encapotado pronosticaba una dura tormenta, un huracán. Apresuró el paso en un arena húmeda que hundía los pies.